Conocer nuestras ermitas
Durante muchos años he recorrido las ermitas,
iglesias, santutxos y humilladeros que constituyen la base sobre la que se
sustentan costumbres, creencias y la religiosidad del pueblo. En ocasiones,
unas han sido transformadas en iglesias de barrio, otras sólo nos acordamos de
ellas en una o dos ocasiones festejando al santo con una romería, y otras,
siempre están allí presentes para dar respuesta a una petición, un auxilio, una
rogativa….
De este pasado hobby, he guardado
documentación y un hermoso archivo no digitalizado de unas 5.000 fotografías
que de forma ordenada y cada mes, iremos incluyendo en el blog. Algunos las
conozcáis, a otros ni les sonarán, a otros les traerán viejos recuerdos de sus
años mozos.
Espero simplemente que os animéis a
conocerlas. Pueden ser una excusa para una pequeña excursión con acompañamiento
de un aperitivo o una comida que continúe una amistad.
Por qué no?.
José Luis Erquizia.
BERGARA-ANGIOZAR / PERTEGOITIA
ERMITA DE SAN VICENTE
Esta ermita está citada
en 1556 en el Libro de Visita del Licenciado Martin Gil en tiempo del obispo
Don Antonio de Aro. Se encuentra en el barrio de Pertegoitia de Angiozar
(Bergara)
Se accede por la carretera de
Bergara-Angiozar-Elgeta. Hacia la mitad de la subida del puerto se toma a la
derecha una pista asfaltada, después cementada, de unos dos kilómetros que
conduce hasta la barriada. Se encuentra a unos 150 metros del caserío Zabarte,
frente al caserío abandonado de San Bixente.
El edificio es de
planta rectangular con remates de sillería y resto de sillarejo de unos 13 x 8
metros, atrio porticado, espadaña de obra sobre el hastial de entrada; dos
ventanas en la pared derecha y tres aspilleras cegadas en el ábside;
aguabenditera a la derecha y puerta de entrada dovelada en arco de medio punto
(Aguirre Sorondo señala que este arco “sostiene una posible lápida sepulcral
con letras góticas ilegibles excepto las iniciales JHS y en la última línea
tres cifras del año 1580”; otros leen en ella el apellido “Irigoyen y el año
1580 ...”).
En su interior
destaca una lámpara de aceite, con polea para subir y bajarla y caballete
central sujeto con dos tornapuntas. En el frente pequeño retablo central donde
entre columnas salomónicas se encuentra el nicho que acoge una talla de Nuestra
Señora del Rosario de principios del XVI. Encima, una pequeña talla popular de
San Vicente Diácono del siglo XV; el altar se remata con una cruz. A los lados,
dos cuadros: uno dedicado a San Antonio, firmado por Francisco Cucallera,
posiblemente de 1829. El otro representando a San Francisco abrazando a Cristo
Crucificado. Encima de ella, sobre el friso, el texto “ESTA OBRA SE EJECUTO A DEBOCION DE Dn PEDRO
GARITANO y ALZUARAN / AÑO DE 1820). Se completa con un viejo confesionario
situado bajo el coro.
Contiguo al edificio
la antigua casa seroral convertida hoy en redil de ovejas. En los alrededores,
al ensanchar la carretera en 1970, se encontraron huesos quizás resto de algún
cementerio existente en la zona. Frente a la ermita el caserío San Vicente, hoy
semiderruido, que sirvió de morada a algunos frailes como lugar de castigo y
penitencia.
Se acude a la imagen
de la Virgen cuando hay dolor de tripas. Se lleva una vela y se reza. Tambien
lo hacen las mujeres con dolor en los pechos. En la fiesta de San Antón (21 de
enero) se llevaba a los animales para que recibiesen la bendición del
sacerdote. Cuando muere algún vecino del barrio, se toca “hil kanpaia” (toques
lentos y espaciados). La ermita formaba parte de las rogativas que se hacían
desde la Parroquia de Angiozar; en su cuarto día, se la visitaba continuando
hacia la de la Ascensión (hoy popularmente llamada San Asensio)
Se
celebra misa a las 12 horas el domingo posterior a la festividad del santo (22
de enero). Terminada, los participantes se reúnen en el pórtico donde el
sacerdote, antiguamente rezaba las oraciones del conjuro. Hoy bendice el agua
que los asistentes se llevan a sus casas. Con ella hacen la aspersión de los
campos, dan a beberla a familiares y al ganado cuando enferman, o se asperja a
los difuntos con una rama de laurel bendecida el día de Ramos. Despues se
ofrece a los asistentes caldo, vino y pan con chorizo, mientras se anima el
ambiente con una romería.
BIBLIOGRAFIA
AGUIRRE SORONDO, Antxon y LIZARRALDE ELBERDIN Koldo “Ermitas de Guipuzcoa”,
pp 131 Fundación Jose Miguel Barandiarán 2000.
Enciclopedia General Ilustrada
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Auñamendi, Estornés Lasa Hnos.
MIGURA Juan A " Los barrios de Ubera y Parteitti van a
celebrar sus fiestas este fin de semana". El Diario Vasco Edición Alto
Deba, 23 de enero de 2003. San Sebastian
PEÑA SANTIAGO Luis “Las ermitas de Guipuzcoa” pp. 298 Ed.
Txertoa. San Sebastian 1975
SORONDO Imanol “Las 38
ermitas de Bergara. Estudio Etnográfico Histórico”. Anuario de Eusko Folklore.
Tomo XXXI, pag. 189. San Sebastian
CESTONA AIZARNA
ERMITA DE SAN PELAYO
Ermita
citada en la recapitulación que de las “hermita devotas” efectúa Lope Martínez
de Isasti en 1625. (Libro 1º capitulo XX, número 52). Hay referencias en los
libros de las parroquias de Cestona y Aizarna, de donaciones y obras civiles
destinadas a este pequeño templo.
Para acceder debe llegarse a la plaza de
Aizarna. De allí, se toma el camino público que lleva hacia la antigua ermita
de San Ignacio en el valle de Alzolaras, Urdaneta y Alzola de Aia. Se la
encuentra, a unos 800 metros del comienzo, al llegar a la parte superior del
collado, antes de comenzar a descender hacia el barranco de Alzolaras.
Su
tamaño es reducido; 7 x 5 metros con tejado a dos vertientes. Dispone de un
pequeño atrio de entrada con aguabenditera de caliza a su derecha adornada por
una cruz. Puerta y ventanas a los lados enrejadas y en el aparejo, pintado, el
nombre de San Pelayo Mártir. En su interior, un sencillo retablo policromado
con motivos florales y hornacina para la colocación de la talla del santo.
Suelo de baldosas macizas.
Es
devoción, rezar un padrenuestro y avemaría en ella, arrojando tras las
peticiones particulares una moneda al interior del templo. Tambien van a ella,
las madres con niños enfermos, sobre todo si sufren “malos sueños”. Hace
algunos años, tras la misa del día de la festividad, el sacerdote bendecía a
todos los niños en el rito llamado “dar los evangelios”.
La
fiesta se realizaba el día de San Pelayo (26 de junio). Se venía rezando en
procesión desde la parroquia. Despues misa y romería. Hoy día, se celebra una
única misa a las 10 de la mañana, el primer domingo siguiente al día del santo.
BIBLIOGRAFIA
AGUIRRE SORONDO, Antxon y LIZARRALDE
ELBERDIN Koldo
“Ermitas de Guipuzcoa”, pp 397. Fundación Jose Miguel Barandiaran. Ataun 2000.
ERENCHUN ONZALO, Juan “Arrona-Aizarna-Oiquina-Aizarnazábal-Iraeta-San
Miguel de Artadi”, pp 41. Publicaciones Caja de Ahorros Municipal 1975
MARTINEZ DE
ISASTI, Lope “Compendio Historial de la provincia de Gipuzkoa 1625”, impreso en San
Sebastian por Ignacio Ramón Baroja 1850. Editorial la Gran Enciclopedia Vasca.
MURUGARREN
ZAMORA, Luis “Relación de puntos religiosos
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PEÑA
SANTIAGO Luis “Fiestas
tradicionales y romerías de Gipuzkoa”, pp 17. Ed. Txertoa. San Sebastian 1973.
PEÑA
SANTIAGO Luis “Las ermitas de Guipúzcoa”. pp. 21. Ed. Txertoa 1975.
EZKIO-ITXASO
ERMITA
DE ANDRA MARI DE KIZKITZA
Ermita situada en la cima del monte
Kizkitza (644 msnm en las estribaciones del Izazpi, en lugar equidistante de
Itsaso, Ezkio y el alto de Mandubia. Con devoción muy extendida en el Goierri y
Kostaldea, existen múltiples caminos para llegar hasta ella. Uno, desde el
mismo alto de Mandubia, se toma a la izquierda un camino de cemento/pista
forestal que conduce hasta el refugio de cazadores Ellorri. Desde ahí por una
pista ascendente y tras unos veinte minutos se llega a la cima coronada de
hayas.
El edificio actual es una planta de
26 x 7 metros, con dos pórticos laterales de mampostería. En el frontispicio,
puerta con arco de medio punto con aguabenditera a la derecha y ventana
enrejada. En su parte trasera y adosada al mismo, la sacristía y sobre ella, la
espadaña con la campana.
El
origen del primer templo existente en el lugar se une a múltiples de leyendas
trasmitidas por la tradición popular de generación en generación, relacionadas
con la imagen mariana. Peña Santiago refiere que los ancianos
afirmaban que la Virgen era de oro, lo que, en realidad, muy bien pudiera
tratarse de una policromía o que fuera estofada. Además, insistiendo en esta
teoría, existe una estampa muy antigua que se guarda en la casa cural de Itxaso
donde se ve a la Andra Mari con el Niño en el centro. Es una lástima que el
dibujo fuera realizado con la Virgen vestida con el manto de tela, pues impide
la confirmación de poder tratarse de una Andra Mari románica. Lo que no hay
duda es que esta imagen desapareció durante las carlistadas siendo sustituida
por otra que enviada a restaurar, nunca más se supo de ella. La tercera se
trataba de una Virgen vestida pues no tenía más que la cabeza y las dos manos,
ambas cosas montadas sobre un armazón de madera. Al final, se colocó una Virgen
del Rosario, posiblemente del siglo XVII, talla que se encontraba guardada en
el coro de la parroquia, colocada en andas y que sólo se sacaba en la procesión
que se hacía junto a la iglesia todos los primeros domingos de mes. Permanece
durante el año en la parroquia de Itxaso y se traslada a la ermita el día de la
romería.
José
Adriano de Lizarralde es quien mejor nos relata algunas de las leyendas
relacionadas con este santuario, tan repetida con variantes en la
construcción de los templos y ermitas de nuestra provincia (San Lorenzo en Berastegi,
Motrico, Arrate en Eibar, Guadalupe en Ondarribi y como tantas otras manifestaciones
a partir del siglo XIII). Nos cuenta que
“... varios vecinos de Itxaso, observaron que todas
las noches brillaba una luz misteriosa sobre la cumbre del monte Kizkitza. Uno
de ellos dijo una noche a dos de sus hijos: subid al monte y ved lo que allí
ocurre, porque esa luz es cosa de Dios. Subieron los dos hermanos, y vieron que
aquella luz era el resplandor que despedía el rostro hermosísimo de una imagen
de la Virgen María. Al día siguiente, acordaron los vecinos bajar la imagen
aparecida y hacer una iglesia en el punto donde está el cementerio del pueblo. La
bajaron, pero ella tornó a subir por su pie a Kizkitza. Volvieron a bajarla
varias veces, y otras tantas tornó ella a subir al monte. Comprendieron los
vecinos ser la voluntad de Andra Mari que se le edificara la iglesia en el
lugar de su aparición, y allí se construyó el templo”.
“Un cierto día el alcalde de la localidad intentó
derribar la ermita. Manifestó su deseo a los vecinos congregados en la misma
ermita, más nadie se atrevió a aceptar semejante proposición. Entonces el mismo
alcalde subió al tejado y movió con el pie una teja para tirarla abajo y
comenzar la labor de demolición; pero al instante se le secó el pie culpable, y
él desistió de su propósito.”
Otras leyendas hablan de la vinculación de la
imagen con las gentes del mar: señala la tradición que, desde siempre, hubo un
faro (¿?) en Kizkitza y que los marineros se aprovechaban de la visión de su
luz durante la noche para conocer la existencia cercana de la costa (en los
alrededores de la ermita y desde 1962 está instalado un faro proveniente del
puerto de Tarifa que se enciende todas las noches); otra quizás con mayor viso
de realidad, habla que los bosques que rodeaban la ermita surtían de madera a
los astilleros de la costa viniendo gente desde Zumaia a fin de aprovechar la
calidad de la madera de sus bosques para hacer remos. Quizás radique en estos
hechos, el agradecimiento de muchos marineros bajo forma de promesas, donativos
de gratitud y exvotos a la imagen, así como que en la última restauración del
templo, se haya colocado la imagen de la Virgen sobre la reproducción de un
viejo navío. La imagen mariana
está de pie y como pedestal, una falúa de estilo vikingo, con tres remos
extendidos hacia el espectador, en actitud de surcar el mar.
Desde tiempo
inmemorial los naturales de Itxaso no dudaron en materializar su devoción con
la imagen dando forma en el siglo XVII a la cofradía de la Virgen de Kizkitza
cuyo fin consistió en el fomento del culto a la Andra Mari. En la información
que trasmite Tellechea Idígoras nos señala que en el archivo de la
parroquia de Itxaso se conserva el Libro de la Cofradía de Nuestra Señora de
Quisquitza de la que es su fundador o restaurador en 1767, D. Juan Bautista
Ignacio de Insausti, natural de Olaverría y rector interino de Itxaso, dando fe
histórica de esta restauración la existencia de un documento pontificio del
Papa Clemente XIII, firmado en Roma, junto a Santa María la Mayor, el 1 de
julio de 1767. La copia del archivo de Itxaso está autenticada por M. Riganti
ante los testigos Luis Pacciati y Francisco Balestieri, pasando por la
Comisaría General de Cruzada el 16 de octubre del mismo año.
Del
contenido del acta fundacional se deduce la existencia de otra cofradía
anterior y su ligamen con el gran patrón de Guipúzcoa, San Ignacio de Loyola.
La propia ermita se presenta designada como “con la invocación y título de
Aparición de la Virgen milagrosa de Quizquiza ... y del glorioso Patriarca San
Ignacio de Loyola, que también desde el año de su canonización tiene en dicha
ermita, altar lebantado particular y pribilegiado....con indulgencia en la
festividad de su día concedida por Bulas septenarias de Su Santidad”
La
Cofradía de la Virgen de Kizkitza es distinguida por la piedad, caridad y obras
de misericordia con sus cofrades. Para afianzarla en sus nobles propósitos e
invitar a los fieles a inscribirse en ella. Clemente XIII la enriquece con
notables gracias espirituales, destacando la indulgencia plenaria en las
acostumbradas condiciones, tanto en el artículo de la muerte como cuando
visiten la ermita en el día de su fiesta principal. Esta singular gracia de
Jubileo perpetuo les obliga a rogar, en la ermita, por la exaltación de la
iglesia, extirpación de las herejías, conversión de herejes e infieles, paz,
concordia y unión, por hacer o ya hecha, entre los príncipes cristianos y salud
del Romano Pontífice....... Al año de su fundación, ingresan en ella
trescientos cofrades procedentes de los pueblos y barrios de los alrededores.
Sin embargo, esta
existencia no iba en paralelo con el estado de ermita, pues en 1771 “amenazaba
ruina” Comienzan a realizarse obras teniendo que recurrir a dineros prestados
de los fondos de la ermita de la Magdalena pero con todo, no es posible
mantener el templo en condiciones. Y así en 1819, hubo orden diocesana para su
derribo y traslado de la imagen a la iglesia parroquial, orden que no se
cumplió. En 1833, el obispo de Pamplona, Ilmo. D. Severo Andriana
insiste desde Segura que se reintegren los fondos pendientes a la Ermita de la
Magdalena y se proceda a su demolición.
Esta orden no contentó al pueblo de Itxaso
quienes previamente a la demolición, bajaron la imagen al Cementerio, cosa que
pareció muy mal. Lo mismo debió parecer a una pareja de mozalbetes quienes
cogieron la imagen y amparándose en la obscuridad, la subieron a la vieja
ermita dejándola al pie de un haya. Corrió la noticia de la desaparición de la
imagen hasta que la descubrieron con estupor. El suceso se tuvo por milagroso y
se pensó ingenuamente que la imagen había vuelto espontáneamente a su lugar,
quedándose en el camino para descansar. La imagen fue restituida a su lugar
originario. Todo esto ocurrió hacia 1820. Existió otro intento de derribo de la
ermita por un nuevo rector de Ichaso, D. Isaac Guareta quien ante el
enfrentamiento con el pueblo desistió de su intento. Desde entonces hubo paz en
la historia de la ermita.
En 1959, la ermita sufrió un severo
incendio que la redujo a escombros, reconstruyéndose en 1962 por iniciativa del
párroco de Itxaso D. José Zabaleta, colaborando la Diputación de Gipuzkoa en
1985 para las obras de arreglo y enlucido interior.
La
ermita festeja su celebración, muy famosa en todo el Goierri, el 8 de setiembre
subiéndose la imagen desde la parroquia de Itxaso y depositándola en la ermita.
Se le penden tres cintas que los devotos besan respetuosamente, celebrándose
procesión y misa mayor. Hasta 1978, el alcalde y los concejales también
subían en corporación y presidían la misa. Despues asistían a los festejos y
comían con el cura en la ermita
Este día es
costumbre ofrendar “hollando” (pollas). Hace unos años se ofrecían misas contra
la “roña” así como ofrendas a la Virgen para salvar a las aves de enfermedades. Hasta hace años, se hacían tres misas fijas al año: el 1 de mayo contra
la ‘roña’ de los animales tras la que desde el mismo altar, el sacerdote daba
la bendición a los campos y a la villa. Otra misa, el día de su festividad, 8
de septiembre, y otra el domingo posterior a las 6 de la tarde, en que se da a
besar una reliquia de San Andrés que posee la ermita. Tambien hasta hace unos 5
o 6 años se celebraba en la parroquia, antes de la festividad de la Virgen de
Kiskitza, una novena en su honor.
BIBLIOGRAFIA
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Pag 208 Fundación Jose Miguel Barandiarán. Ataun 2000
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PEÑA SANTIAGO Luis “Las ermitas de Guipúzcoa” pp. 153 Ed. Txertoa 1975 San Sebastian 1975
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TELLECHEA IDIGORAS J. Ignacio “La cofradía
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