martes, 16 de mayo de 2017

Pelea entre "palankaris"



                              PELEA ENTRE PALANKARIS

 Un muerto, tras una pelea entre palankaris (lanzadores de barra vasca) ocurrida el día 2 de septiembre el año de 1.612.

Se inició la pelea en la era de la casa solar de Yceta de Suso (actualmente sidrería Yceta) y continuó junto a Yceta de Yuso dopnde apuñalaron a Martín de Munita, ocasionándole la muerte. 

Examinando antiguos documentos relativos a las casas de Yceta de Suso y de Yuso, ha llegado a mis manos un curioso documento sobre una pelea entre palankaris del año 1612, que tuvo lugar entre las dos casas solares de Yceta en Aia.  

Como es un documento del juicio a que dió lugar el asesinato de un cantero en dicho lugar, de nombre Martín de Munita, tiene muchísimas páginas, popr lo que me he limitado a transcribir seis de dichas páginas para contar lo fundamental de los hechos acaecidos y os adjunto, como curiosidad, la primera página de dicho documento. 



 La barra vasca fue un deporte muy practicado en nuestra tierra, aunque hoy en día casi no existe. Tuvo su momento de esplendor en los años 5o del pasado siglo, cuando el estilo de lanzamiento de la barra vasca se aplicó al lanzamiento de la jabalina.


  La "palanka", nombre de la barra en euskera, es una barra cilíndrica de hierro, un poco menor de la jabalina clásica, pero de un grosor similar. Se mojaba en espuma de jabón para un mejor deslizamiento en la mano. El palankari, apoyando la barra en la espalda, realizaba una corta carrera que incluía dos, tres o más giros, para acabar soltando la barra por el hueco de la mano, donde se deslizaba con facilidad. 

Felix Erauskin (el lanzador de la foto) fue el inventor de esta modalidad de lanzamiento que os he descrito y su discipulo Miguel de la Quadra Salcedo lanzó la jabalina con ese sistema a 82,80 metros el año 1956 y, a partir del año siguiente, empezó a superar con la jabalina los 100 metros con regularidad, estableciendo un récord personal de 112,30 metros, distancia insalvable para cualquier lanzador de jabalina de todas las épocas. 

El atletismo mundial quedó conmocionado y prohibió los lanzamientos de jabalina con la modalidad Erauskin por considerarla muy leligrosa para el pbublico. Erauskin modificó su sistema siguiendo las directrices de la Federación pero tampoco fue aceptada por considerarla peligrosa para lanzadores inexpertos, anulando el récord mundial de De la Quedra. Una historia curiosa. 


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 A Tomás de Jonsansoro, Alcalde y Justicia ordinaria de la tierra de Aya y su término y jurisdicción. Por el digno señor hago saber al señor licenciado Ibargoyen Corregidor por su Majestad en esta muy noble y muy leal provincia de Guipuzcoa y a cualquiera de sus lugartenientes y a los alcaldes ordinarios de hermandad de la dicha provincia y a cualquiera de ellos que en dos del presente mes de Septiembre habiendo venido a mi noticia como en la casa de Yceta jurisdicción de esta dicha Aia. A dicho día hubo ruido y pendencia escandalosa entre partes. De la una Don Francisco del Puerto y Justino de Echebeste y Francisco de Aramburu, vecinos de Zarauz y Guetaria y de la otra un Martin de Munita y Mendiguibel vecino de Anoeta y que de la dicha pendencia había salido herido el dicho Martín de Munita con dos puñaladas mortales. Acudí luego a la misma hora con mi escribano y gente prevenida a la dicha casa de Yceta donde  habiendo recibido del herido información del caso resulta resultan inculpados los dichos don Francisco del Puerto y Justino de Echebeste y Francisco de Aramburu y como a tales les mandé prender y secuestrar sus bienes y aunque fueron buscados no pudieron ser habidos. Antes fui informado que eran idos a las dichas villas de Zarauz y Guetaria y así mandé descargar suplicatorio y requisitoria en forma para sus ministros y cualquiera en su jurisdicción para que, en orden al dicho auto, manden prender a los susodichos D. Francisco, Etxebeste y Aramburu y secuestrarles sus bienes y ponerlos en Real Deposito como parece por el dicho auto que a tenor con la información. En esta razón uno después de otro son como siguen:

Declaración del herido. Luego incontinenti día, mes y año de esta, el dicho señor alcalde en uno con mi escribano fue al sobrado de la dicha casa donde en una cama estaba el herido un hombre del cual tomo y resumo juramento. Por Dios y Santa Maria su madre y palabras de los Santos Evangelios que dirá la verdad de lo que supiese y fuese preguntado y si así lo hiciere Dios le ayude y lo contrario le demande a cual hizo bien. Y dijo si juro amen de decir verdad y de cumplir dicho juramento. Le preguntó su merced lo que yo le había preguntado. Su nombre, edad, oficio y vecindad: dijo que se llama Martín de Munita y es de edad de veinte y tres años y es natural de Anoeta  y es oficial de cantero.

Fue preguntado declare de que enfermedad está en la cama: Dijo que el dicho día después del mediodía, como a las dos, D. Francisco del Puerto Y Juanes de Etxebeste, vecinos de la villa de Zarauz habiéndole alcanzado detrás el dicho don Francisco le había dado una puñalada por las espaldas y el dicho Juanes de Etxebeste en siguiente otra puñalada con que le hirieron y de las heridas está en la cama.
Fue preguntado del  lugar donde sucedió dicho descalabro y que causa y ocasión hubo para hacerlo. Y quienes estaban presentes.
Del lugar en que le dieron las dos heridas entre ambas casas de Ycetas y no estaba en disposición para decir la causa y ocasión que hubo para que le dieran las dos heridas y no se acuerda de quienes estuviesen presentes.
Con lo susodicho protestando de saber las demás preguntas y repreguntas necesarias, el dicho alcalde mandó que dos cirujanos le visiten al dicho enfermo y declaren la calidad y cantidad de las dichas heridas y el dicho Martin de que lo dicho arriba era así verdad por el juramento que había hecho, en que sea firme y ratifico y no firmó porque dijo que no podía a causa de su enfermedad.

Información de oficio de Yceta. Y después de lo dicho en la dicha casa, día, mes y año, el dicho señor alcalde para averiguación de lo contenido en dicho proceso, hizo parecer ante si a Domingo de Aguirre, natural de la dicha casa y de quien recibió juramento en forma debida de derecho. Lo hizo bien y cumplidamente y preguntado por el señor alcalde de dicho proceso, dijo ser de edad de veinte y dos años, poco más o menos, y lo que sabe de lo contenido en este proceso, es que dicho día, después de mediodía, como a las dos horas, en la era de esta dicha casa de Iceta de Suso, comenzaron a tirar la barra Martín de Munita que está herido en la cama y Jus. de Yceta y Francisco de Amilibia. Y luego fue a ellos D. Francisco del Puerto y tomó la barra e hizo un tiro y luego el dicho Martín de Munita dijo:
“Sr. D. Francisco, no he visto tan grande tirado de barra como el de Vm. “
Y en esto el dicho Don Francisco, dijo:
“Si bien conozco yo a uno que tira más….”
Y en esto el dicho Martín respondió:
“Señor, también le conozco yo a ese hombre pero no tirara tanto como vm. porque ahora hace tres meses tiraba yo más que él”
Y en esto, el dicho Don Francisco:
“Vos ni ninguno que hay en vuestro linaje no tirara más que aquel hombre”
Y en esto, el dicho Don Francisco tomó la barra y dijo al dicho Martín de Munita:
“Apartaos de ahí”
Y luego el dicho hombre se apartó a la esquina de la era y el dicho Don Francisco dijo que se apartase más. Y habiéndose apartado más el dicho Martín dijo:
“Harto lugar tiene vm para tirar la barra”
Y el dicho Don Francisco dijo:
“Quitaos debajo de mis ojos”
Y el dicho Martín le respondió:
“Señor, ¿yo tengo que quitarme…?
Y en esto, el dicho Don Francisco con la dicha barra quiso pegar al dicho Martín y se metieron de por medio gentes. Y el en esto llegó el dicho Juanes de Etxebeste de la dicha villa de Zarauz y echó mano de su daga y con el aviso se la dio al dicho Martín. Un gran golpe al dicho Martín y le dijo que se fuese de allá y en esto los apartaron.
Luego el dicho Don francisco tomó su espada y fue de una senda abajo, como si fuese a la dicha villa y el dicho Martín de Munita dijo a un compañero suyo:
“Vamos de aquí porque tengo que llegar a Guetaria”
Y el dicho compañero, le dijo:
“Quedaos acá, no andéis en ocasiones…”
Y todavía el dicho Martín repitió al dicho compañero:
“Por aquí fuesen…”
Y él le respondió:
“Pues aguardame porque tengo que hablar a un hombre…”
Y el dicho Martín habiendo ido hasta la era de la casa de Yceta de Yuso que está como a unos cien pasos de la de Suso. Paró y luego el dicho Don Francisco volvió por el camino arriba y llegando al dicho Martín de Munita  echó mano de su espada y daga, y también el dicho Martín y se acuchillaron y luego se metieron gentes de por medio y los apartaron y al dicho Joanes de Etxebeste le tenían asido tres o cuatro hombres y habiéndose soltado de nuevo fue derecho al dicho Martín con su daga desnuda y le dio una puñalada y esto es lo que responde y es la verdad. Por el juramento que he hecho , en esta, firmó, ratificó y no firmó por no saber. Ante mi, Domingo de Yanes.

Y, después de lo antes dicho en la casa de Yceta de Suso, día, mes y año dichos, el dicho Alcalde hizo parecer ante si a Domingo de Echave, vecino de la tierra de Aya, del que recibió juramento en forma debida en derecho y el hizo bien y cumplidamente y prometió decir la verdad y al ser preguntado por el tenor de dicho proceso, dijo que lo que de ello sabe es que el dicho día, como a las dos horas después de mediodía, vio este testigo como el dicho Martin de Munita y Jus. de Yceta y Francisco de Amilibia comenzaron en la era de esta casa a tirar la barra y a ellos fue el dicho Don Francisco del Puerto y tomó la barra, hizo un tiro y en esto, a lo que este testigo se quiere acordar comenzaron a tener palabras entre los dichos Martín de Munita y Don Francisco del Puerto y luego se metieron gente de por medio y luego el dicho Martín, juntamente con el testigo estando en la era de Yceta de Yuso, fue a ella el dicho Don Francisco y habiendo hablado algo en romance con un palo que llevaba en la mano le dio. Con la cabeza abajo y luego con la daga desnuda el dicho Don Francisco se acercó al dicho Martín y le dio una puñalada y con esto se metieron de primero gentes. Y el dicho Martín volvió a la dicha casa de Yceta de Suso y no sabe ni vio qué otra cosa pasase. Y lo dicho es la verdad por el juramento que ha hecho y no firmó por no saber y es de edad de sesenta y tres años, poco más o menos.


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