martes, 18 de diciembre de 2012

Noticias sabrosas.

El foie… ¿excelente para la salud?

¡Vía libre al foie!

Con ello no quiero incitar a su consumo, sobre todo si usted ha tomado la decisión de no consumirlo por respeto a los animales por el maltrato que supone la alimentación forzada que exige su producción.

Sin embargo, he prometido proporcionarle información sobre los efectos en su salud de los alimentos típicos navideños, y debo contarle la verdad sobre las propiedades nutritivas del foie. Porque lo cierto es que el foie, plato de lujo en muchos países en las grandes ocasiones -sobre todo en Francia-, se ha convertido también en bocado obligado en las mesas navideñas españolas (¡España se ha convertido en el segundo país más consumidor de foie del mundo!).

Usted no ha tenido que esperar a leerlo ahora en Tener S@lud para darse cuenta de que el foie es uno de los alimentos más calóricos que existen. Si se come demasiado, se engorda, eso no tiene vuelta de hoja. 

Pero, al contrario de lo que podríamos imaginar, la grasa del foie es en su mayor parte buena.

Se trata en un 56% de ácidos grasos monoinsaturados, es decir, los mismos que contienen el aceite de oliva. No tienen ningún efecto negativo sobre las arterias. (2)

Y lo que es mejor: el foie reduce el riesgo cardiovascular.

En efecto, contiene una dosis inmensa de vitamina B, indispensable en el ciclo de la metionina, un aminoácido esencial.

Por norma general, el organismo transforma la metionina en homocisteína, que se recicla ella misma en metionina gracias a la vitamina B.

El problema está en que a muchos de nosotros nos falta vitamina B: algunos estudios afirman que entre el 67,5 y el 90% de los adultos nunca tendrá las cantidades recomendadas de vitamina B6, y entre el 40 y el 90% de la B9.

Esto significa que nuestra homocisteína no se está reciclando bien y se está acumulando en la sangre. Y eso es algo más que un fastidio porque, según las observaciones clínicas, el riesgo de sufrir un infarto se duplica o hasta triplica en las personas que tienen niveles altos de homocisteína.

La solución es muy sencilla: debemos elevar nuestros niveles de vitamina B, porque ésta elimina la homocisteína. Y efectivamente, los estudios realizados confirman que unos niveles altos de vitamina B en la sangre se asocian con un riesgo menor de sufrir un infarto. (3)

Y señoras y señores, no existe ningún otro alimento sobre la faz de la tierra más rico en vitamina B que justamente….¡el foie!

El doctor Kilmer McCully, el primero en observar los efectos negativos de la homocisteína en las arterias en 1969, atribuye la baja tasa de mortalidad por accidentes cardiovasculares en el sudoeste de Francia (donde se concentra el 90% de la producción de foie de Francia, que a su vez es líder mundial), precisamente al consumo de foie. Según él, el foie como concentrado de vitaminas de tipo B contribuye a conservar bajos los niveles de homocisteína en las personas que lo consumen.

No se ha realizado ningún estudio que demuestre que quienes toman foie gozan de mejor salud que el resto, pero 100 gramos de foie contienen un aporte considerable de vitamina B, hasta el 600% de lo recomendado para la B12… y sin correr el riesgo de sobredosis.

No quiero decirle con esto que le recomiendo que trate la hiperhomocisteinemia a base de foie aprovechando su alto contenido en vitamina B. Pero no he querido ocultarle esta interesante propiedad.

Para terminar, el foie es rico en vitamina A o retinol, excelente para los ojos, como su propio nombre indica (retinol, de retina).

Jamón, jamón

El jamón, auténtica joya de nuestra gastronomía, sin duda tendrá un lugar destacado en las mesas navideñas.

Aunque todos se llamen jamón, no son el mismo jamón, pues varían en función de la raza del cerdo y de la alimentación. Lo hay ibérico (y a su vez de bellota, recebo, cebo o cebo de campo) o de cerdo blanco (a su vez serrano o curado) y a su vez paletillas (patas anteriores) y jamones (posteriores).

Desde un punto de vista nutricional, tampoco son iguales unos y otros. El jamón serrano tiene menos calorías y menos grasas que el ibérico, pero también tiene menos proteínas de buena calidad y también  más sodio (malo para los hipertensos). Las supuestas propiedades nutricionales del jamón ibérico de bellota no son ningún mito: es antioxidante y tiene mucha vitamina E. La calidad de su grasa es excelente (más del 50% de su composición es ácido oleico, el del aceite de oliva), por lo que facilita la producción del colesterol bueno (HDL) y reduce a la vez el del “malo” (LDL).

En definitiva, que el cerdo ibérico alimentado libremente en dehesas de bellotas es un auténtico “olivo con patas” y su jamón, sin excesos, es beneficioso para la salud. 
Para mas información ver :  tenersalud@saludnutricionbienestar.com

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