domingo, 24 de diciembre de 2023

FOTOS IMPRESIONANTES DE LA VÍA LÁCTEA.

 

PARA LOS AMANTES DEL CAMINO.

 

Bolitx, in memoriam (10 años)

Por Gronze el Jueves, 1 Septiembre, 2022

Antxon González, Bolitx (Zumaia, 1971), padre, marido, hijo, hermano, peregrino y escritor, falleció con solo 40 años el 1 de septiembre de 2012. Persona muy querida por todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerlo, tuvo tiempo de cumplir su último sueño: escribir el libro El gran caminante, obra publicada póstumamente por su familia.

En memoria de Bolitx en el décimo aniversario de su muerte, tenemos el privilegio de publicar una carta en su recuerdo escrita por su hermana, Izaskun González, a quien agradecemos su confianza.



Hace diez años que partiste y sigue costando hacerme a la idea de que no estás. Y me aferro a la expresión: la materia ni se crea ni se destruye, se transforma. Sin ir más lejos, esta mañana antes de escribir estas líneas, subía río arriba el Urola en piragua y recorridos un par de kilómetros una libélula azul —o pudiera ser que fuera roja, según incidía la luz en ella transmutaba su color—, inquieta, juguetona, me ha acompañado hasta el puente romano. Allí, en ese entorno mágico a la sombra de los árboles que visten las orillas, donde la brisa es una caricia, donde el tiempo parece detenerse, tras trazar dos circunferencias dejando proyectada una estela azul a mi alrededor, se ha detenido a la altura de mis ojos escrutándome descarada y ha permanecido unos segundos batiendo enérgicamente sus alas para mantenerse enganchada en esa altura precisa. Después se ha perdido entre la frondosidad de los arbustos que recubren los márgenes del río. ¿He conversado contigo hoy? A la noche, en la cama al cerrar los ojos, la libélula persistía suspendida en un ambiente misterioso, mirándome de frente, y he podido percibir más sensaciones que las que he sentido en la piragua, ¿un guiño cómplice?, ¿una sonrisa?, ¿un mensaje? Está claro, nadie desaparece mientras permanece en el recuerdo, y, mientras alimentemos el cariño que te profesamos como se alimenta una llama para que no se extinga, tu esencia sigue pululando a nuestro alrededor. Yo soy afortunada pues cerca de mí tengo una persona que esboza tu misma sonrisa y la evoco en tu cara cada vez que la presencio, los genes...

 


Libélula en el río Urola (Zumaia) (fotomontaje: Peio Romatet).

Bueno, leal, auténtico, introvertido, gran observador, irónico, de fácil sonrisa, de plática interesante, de ideas claras, tendría mil y un adjetivos para ti,... pero el rasgo que mejor te definía era tu sensibilidad. Esa sensibilidad que te hacía leer en los ojos de las personas, absorber la esencia de la naturaleza y ver y sentir cosas donde el resto no las veíamos. Seguramente esta es la que te lanzó al Camino y la explotaste más si cabe. Sensibilidad y Camino se aliaron abriéndote la puerta a emociones que quizá no habrías experimentado con tanta fuerza en otras condiciones: vulnerabilidad, aceptación, ilusión y esperanza, todas ellas envueltas por una enorme capacidad de lucha que rebosabas. La lucha por conseguir el anhelado destino en el Camino, una libertad de ataduras; la lucha por aferrarte a la vida contra el más duro de los embates; un combate cuerpo a cuerpo contra la ELA. Un mal implacable, que no daba tregua, pero ahí estabas tú, ante ella, mirándola de frente, y... Un paso más, otro paso más, y otro... Al igual que el temporal que te cogió al poco de salir de Villafranca Montes de Oca: «La ventisca carga con saña apocalíptica. Avasallándome desde un nivel superior, se precipita sobre mí y comienza a acribillarme. Los copos de nieve son impulsados por el azote de un viento huracanado que agita mi capa como un estandarte y me impide el avance. Impactan en mi pecho, en mis manos, en mis botas, en todo mi cuerpo, colándose en mi anatomía por los recovecos y helándome hasta el alma... Procuro dominar el pánico que me embarga, pero el cielo se oscurece como un anochecer adelantado. Es una tiniebla malévola, una sombra perversa proyectada en el gris oscuro de un paisaje que se devora a sí mismo, que no ceja en su descarga blanca y enceguecedora.... Solo cabe seguir dando pasos desesperados.... Ando, ando y ando. Metro a metro. A ciegas, contra viento y marea, sin rumbo, a merced de los embates del vendaval. Mi coraje va deteriorándose, minándose en esta situación límite. No puedo ver. Temo llegar a desaparecer engullido por la vorágine, y antes de abandonarme a mi suerte, ruego la aparición milagrosa de un último recurso al que asirme y me salve... Miro arriba instintivamente y me quedo absolutamente pasmado: veo. Veo un agujero en el cielo... Imprevistamente, de golpe, sin más, la tormenta se desinfla». Te convertiste en el corazón guerrero que plantó cara al más desorbitado de los sufrimientos. 

Espíritu combatiente, sensibilidad, vulnerabilidad, aceptación, ilusión y esperanza, los plasmaste de manera plena en tu último sueño, «El gran caminante».

Cuando nos comunicaste tu proyecto de escribir —algo con lo que soñabas desde hacía algún tiempo— mostrabas incertidumbre. El proyecto te daba respeto; eras un acérrimo lector y pretendías que fuera algo que calara. Desbordabas tanta ilusión que contagiaste y provocaste de manera espontánea que la gente te apoyara y te diera confianza para zambullirte en el propósito. Fuimos siendo partícipes del proceso de elaboración como si de la receta de un postre delicioso se tratara. Una gestación anhelada que iba desarrollándose y evidenciándose con sus ecografías pertinentes, capítulo a capítulo. «No lo va a leer nadie hasta que esté terminado, solo la familia y un par de amigos», dijiste, con la boca pequeña. Pero la divulgación fue imposiblemente irremediable, los capítulos rulaban vía e-mail: cada uno de nosotros los pasábamos a otro par de amigos, y ese par a otro... Hasta que el e-mail a e-mail se expandió tanto que la gente nos paraba en la calle preguntando cuándo saldría el siguiente. «Y, dígame usted, doctor Bolitx, ¿cuándo será el parto?». Cómo reíamos.

Pero ahí estaba la paradoja, o el absurdo, o la canallada, o la cabronada, mientras tu proyecto florecía tú te ibas apagando... La esperanza nos llevó a creer en que llegaría una cura que nunca llegó, pero con el tiempo, dejando reposar el dolor, ahora veo que en realidad sufriste tu metamorfosis como las mariposas, te apagaste para engendrar ese legado en el que perdura tu espíritu, El gran caminante, con corazón guerrero y con la llama siempre encendida.

 

 

https://www.gronze.com/articulos/bolitx-memoriam-10-anos-27309 

 

 

 

 


 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Ermita de San Cristóbal en Bergara

A unos seis kilómetros de Bergara por la carretera que conduce hacia Anguiozar se llega al barrio de Aldaiegia también llamado San Cristóbal. La ermita se encuentra frente al caserío Elkoro-berezibar y en el muro de contención de la carretera sobre el que descansa hay un nicho en el que se venera a San Cristóbal representado en un cuadro. Zufiaurre recoge su advocación como “San Kristobalen Santutxoa”

La Enciclopedia del País Vasco habla de una construcción medieval totalmente reconstruida en el siglo XVI perteneciente a una cofradía de labradores. En 1593 hay querellas entre el Ayuntamiento de Bergara y Elgueta por sucesos ocurridos en ella. Un año después, Prudencio García de Lugadiz Ayardi y Magdalena Pérez de Loidi firman su contrato matrimonial ante el escribano en San Cristóbal de Berecibar.Irigoyen señala que pertenece a la parroquia de San Pedro.

 

 

 

Aguirre Sorondoy Koldo Elberdinla describen: “Edificio rectangular, orientado al E, de 16 m. de largo y 7,6 m. de ancho. Puerta de acceso de arco apuntado con  tres ventanas en el lienzo derecho. Tejado en parhilera a dos aguas, y espadaña de arenisca rematada con cruz. En su interior retablo renacentista policromado con dos columnas corintias estriadas y tímpano partido, cruz en el ático, y un corpulento San Cristóbal barroco realizado en Bergara hace unos 150 años. En la predela de la imagen se leemos:‘HOC EST ENIM CORPUS MEUM / HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS / MEI, NOVI El AETERNI TESTAMENTI:/ MYSTERIUM FIDEI; QUI PRO / NOBIAS PRO MULTIS ESTUM / DETUR IN REMISSIONEM / PECCATORUM”.

A ambos lados, pareja de pequeños retablitos pintados de verde, con columnas y tímpanos partidos. En el altar de la derecha, una Andra Mari con Niño de la segunda mitad del XV, de buena factura y dando quizás dando de comer a una avecilla. Se la conoce como Santagrazi o Santaengrazi (bien porque la confunden con la santa mártir o bien como derivación de Nuestra Señora de Gracia o de la Gracia). Sin embargo para Lizarraldeexiste en la ermita una Andra Mari conocida popularmente como Santagrazi o Santaengrazi (creyendo que es Santa Engracia) cuando no es otra cosa que la Madre de la Gracia o Mater Gratiae. Se trata de una Virgen en pie, que sostiene el Niño en sus brazos, y el Niño Jesús tiene en su mano una avecilla”. Peña Santiago aventura que quizás fuese ésta la ermita de Santa Engracia que cita Lope de Isasti en su Compendio de 1625

La imagen está de pie, con la cabeza erguida y el cuerpo echado hacia atrás, Su túnica y manto, muy estilizados, descienden en pliegues y dobleces rítmicos. El rostro es grave, meditabundo, austero, impresionante; bien tallado, con facciones proporcionadas y una barbilla prominente. Los ojos, grandes y tristes, se proyectan hacia arriba, como si leyeran el cielo, Y sus labios cerrados, apretados, están a punto de abrirse en una esbozada sonrisa. El Niño ha salido menos afortunado de la inspiración del artista. Su cabeza es pequeña, sobre todo algo desproporcionada en la parte alta, Orejas muy grandes y salientes, ojos algo desorbitados, boca grande y abierta como en un grito de júbilo. Se sienta sobre el brazo derecho de su Madre.

 

 

 

Lo más interesante de la efigie del Niño es que lleva entre sus dos manos un pájaro con elque juega y al que acaricia. Es la única Andra Mari guipuzcoana que porta al Niño con un pajarillo. Teniendo presente que la advocación primitiva sería, según aún conserva la tradición, la de María de la Gracia, se podría conjeturar que el pájaro representase al Espíritu Santo por cuya mediación se postula la Gracia y que actúa en elalma los frutos de la Gracia santificante: Sin embargo Aranburu y Massa realizan la siguiente consideración Una de las formas consiste en el hecho que en la escultura gótica, el pájaro es una imagen tradicional (podemos recordar dos imágenes en Pamplona en las iglesias de Nuestra Señora de la O y San Nicolás). También podríamos identificar el pájaro como una paloma, representación del Espíritu Santo y de las almas de los seres humanos quienes se encuentran al cobijo de la Virgen y el Niño consiguiendo a través de ambos su liberación. Pero no debemos olvidar lo que señala el P. Lizarralde, para quien la composición no deja de tener un sentido anecdótico y familiar, que en la Edad Media las ideas que se explicaban y las creencias populares no tenían grandes diferencias con los contenidos de los evangelios apócrifos. Se quiera como se quiera también la fuerza del paso del tiempo ha hecho olvidar los motivos y el porqué de la iconografía haciendo perder el significado intrínseco de las imágenes pudiendo en consecuencia, llegar a convertir el pájaro en un elemento intrascendente que está, como por casualidad, en las manos del Niño. La pera, normalmente, es un símbolo de esperanza. Pero como bien sabemos por la tradición, el objeto puede ser cualquier pequeña esfera que pueden tenerla tanto el Niño como la Virgen. En la imaginería de la Virgen, este distintivo suele ser un elemento frecuente”.

Y continúan “La complejidad surge de la comparación de la talla de la imagen, su popularidad y seguramente porque se trata de un trabajo de imaginería realizado a nivel local. Nuestra Señora, lo ajustado de sus proporciones, el que se encuentra con mucha dignidad y de pie, y para trasmitir un gesto de la suavidad del peso de Niño coge al pequeño inclinándolo por un lado; la túnica y los pliegues del manto caen con naturalidad, algo que también se encuentra en las realizaciones de imágenes flamencas; la mirada es ovalada totalmente y la ondulada cabellera tiene un escaso volumen. La imagen del Niño, después de compararla con la imagen de María nos parece enrevesada y sin proporciones, pareciendo claro y diáfano que ha sido realizada bajo las normas de un molde. Tomado en su conjunto, resulta elegante si bien pensamos que las realizaciones flamencas presentan una mayor calidad que las realizadas por artistas locales. Realizando una apreciación de conjunto, consideramos que se trata de una buena copia. El rostro de la Virgen y la imagen del Niño no casan con los trazos propios de esta clase de origen. Por lo que respecta a la conservación de la imagen, la situación es correcta pero tosca y según el sentido popular, la antigüedad de la realización de la imagen puede centrarse en la segunda mitad del siglo XV”

 

 

El presbiterio está cubierto por una bóveda de cañón de madera pintada de azul cielo con guardamalletas. En las vigas que soportan el coro, tallas populares. Sobre el presbiterio y sostenido por el techo y las esquinas, tiene una bóveda de madera. Se encuentra sin cielo raso

Hasta 1970 una casita adosada a la ermita servía como escuela. Los días festivos por la tarde, la maestra dirigía un rosario al que acudían miembros del vecindario; se hacían las “flores de mayo” los sábados de ese mes y otras devociones piadosas. Del cuidado de la ermita se ocupan, de forma rotatoria, los caseríos de la zona. Para eso, el primer domingo posterior al 6 de enero se reúnen en la antigua escuela; el mayordomo saliente presenta las cuentas del año y se elige al sustituto. Concluye la jornada con una merienda.

Hasta hace poco tiempo se conservaron costumbres que se inscribían entre las tradiciones más peculiares del País Vasco como la de asistir a los funerales representantes de todos los caseríos que integran el barrio. La marcha de la comitiva se suspendía en las encrucijadas de los caminos para rezar un Padre Nuestro por el alma del muerto. El día de San Cristóbal también se organizaba una letanía desde las proximidades del caserío Beretzibar-erdikoa con dos filas de hombres por delante y los txistularis, el grupo de mujeres y el sacerdote que entonaba la Letanía por detrás, para dirigirse a la iglesia entre los estampidos de los cohetes. Hay constancia en 1583 de las rogativas que se hacían con salida desde la parroquia de Anguiozar a las ermitas de Nuestra Señora de Elixamendi y San Cristóbal.

Se celebraban dos misas, el 1 de mayo y por octubre con el nombre de “Denboralekuak” (la del temporal); tras la misa se rezaba un conjuro desde el pórtico de la ermita. Hasta hace poco tiempo, se tocaba la campana de Anguiozarante la presencia del temporal y uno de los sacerdotes bajaba a San Cristóbal a rezar el correspondiente conjuro. Por ello los vecinos de este barrio le llevaban trigo.

La fiesta principal se celebra el día del Santo 10 de julio. Ese día se realiza una concentración de automóviles cuyos chóferes acuden a recibir la bendición, hecho que se realiza después de la misa solemne pasando ante la ermita,de uno en uno por la carretera. Los coches se adornan con un ramito de flores en el parabrisas. Al día siguiente se celebra una misa de aniversario por los difuntos del barrio.Al fin de semana siguiente, fiestas en el barrio que se inician con la erección junto a la ermita de un árbol (pino generalmente) pelado, rematado con una corona de rosas y la ikurriña. Mientras las chicas preparan chocolate para los asistentes. El domingo siguiente, tras el oficio, hay juegos, deportes populares, bertsolarís y trikitíxas.

Se acude a San Cristóbal para curarse de enfermedades del oído, se lleva aceite para el alumbrado de la lamparilla del Santo, se cambia con el usado en dicho servicio, se unge con éste la parte dañada y se deja una vela. También es corriente que se ofrezcan plantas; así, el nogal y el castaño que se levantan en la plazoleta son fruto de donaciones de devotos.

 

BIBLIOGRAFIA

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“Semblanza religiosa de la Provincia de Guipúzcoa. Ensayo Iconográfico, Legendario e Histórico. Volumen I Andra Mari. Reseña Histórica del culto de la Virgen Santísima en la provincia”. “Tipos particulares de imágenes marianas desde mediados del siglo XV en adelante” Pag 114 Imprenta C. Dochao de Eriguen. Bilbao 1926.

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