La
pérdida del humano es una reflexión sobre la visión que nuestra época
tiene del ser humano y su felicidad,
así como del modo en que a partir de dicha visión se trata el sufrimiento, la
enfermedad y la diferencia.
Tomando como eje diversas fuentes
tanto literarias como filosóficas, antropológicas o psicoanalíticas, se plantea
la idea del humano como ser de lenguaje y se cuestiona tanto el reduccionismo
como el cientificismo contemporáneo.
En la
primera parte, se realiza una aproximación al modo en que nuestra época reduce
al ser humano a un mero animal o a un texto-información equiparable al resto de
los seres vivos o a las máquinas que supuestamente comparten dicho código. Es
una visión que elimina las barreras entre especies y cuyo horizonte es la
superación de un humano considerado obsoleto en este nuevo tiempo de las
tecnociencias contemporáneas.
Ante esta situación, se defiende la singularidad
del humano como ser de lenguaje y la imposibilidad de reducirlo a un mero
código de información. Un ser complejo que debe vivir en un contexto que en la
actualidad está determinado por la alianza indisoluble entre la tecnociencia y
el capitalismo con las consecuencias que esto acarrea: la eliminación del
sujeto, el reduccionismo biológico, el desarrollo de un cientificismo
creciente, la tendencia a la normalización y el control social.
Se
analizan también las consecuencias que este contexto social produce en el
ámbito de la biomedicina contemporánea. Se cuestiona el modo en que el enfoque
biologicista entiende la enfermedad y la relación clínica, planteando algunas
críticas y alternativas. Entre todas las propuestas analizadas se destaca la
cuestión novedosa que el psicoanálisis aporta. Si los diferentes saberes que
hoy en día se ocupan de estudiar la cuestión biomédica (la bioética, la
filosofía, la antropología de la medicina) plantean la necesidad de
contrarrestar la objetivación del enfermo a través de la escucha y del
reconocimiento de la complejidad del proceso de enfermar, el psicoanálisis plantea
dos cuestiones fundamentales: la importancia de tener en cuenta la división del
sujeto y el goce del cuerpo, poniendo en cuestión la idea de un cuerpo imagen,
cuerpo máquina, purificado de goce.
Por último, se cuestiona también la
idea de normalidad, la pretensión contemporánea de la reinserción generalizada
así como el ideal de un bien universal. Lo propiamente humano es la
singularidad, algo que nuestra época pierde de vista en su tendencia hacia la
homogeneización.
El título remite a la idea de pérdida,
al reconocimiento de que humanizarse implica perder algo. Nuestra época, en su
pretensión de eliminar toda falta, nos sitúa ante el riesgo de que en esa
búsqueda de la eliminación de toda pérdida, se pierda lo humano.
Es un texto orientado fundamentalmente
a quienes trabajan con personas: sanitarios, educadores, trabajadores de lo
psicológico y lo social. Es un intento de continuar pensando sobre lo
fundamental: esa extraña realidad que es el ser humano.
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