domingo, 15 de febrero de 2015

La confesión de un cardiólogo

La confesión de un cardiólogo

“Nosotros los médicos, por nuestros conocimientos, nuestra experiencia y nuestra autoridad, tenemos habitualmente un ego muy grande que nos impide admitir nuestros errores. Pues bien, allá voy: reconozco abiertamente que me he equivocado. Después de 25 años de experiencia como cirujano cardiovascular, con más de 5.000 operaciones a corazón abierto a mis espaldas, ha llegado el día de reparar el daño partiendo de fundamentos médicos y científicos.” (1)

Estas son las primeras palabras de un texto que publicó en internet un cirujano cardiovascular norteamericano, el Dr. Dwight Lundell, y que por supuesto se ha extendido por toda la red provocando más de 200.000 “me gusta” en Facebook.

Este cirujano continúa diciendo que por fin ha descubierto que una dieta a base de productos frescos, naturales y no transformados, cuando se lleva un estilo de vida sano realizando ejercicio físico moderado (pasear con asiduidad), permite prevenir e incluso curar las enfermedades del corazón, la hipertensión, la diabetes y el alzheimer.

En su texto recuerda las dos décadas y media que ha pasado recetando a sus pacientes medicamentos para reducir el nivel de colesterol (fibratos, estatinas) y recomendándoles, equivocadamente, una dieta baja en grasas. Explica que se dio cuenta de su error no hace mucho tiempo, que renunció a seguir ejerciendo la medicina y que ahora se dedica a la prevención de enfermedades del corazón. (Este es un mensaje privado para el Dr. Dwight Lundell: si lee esto, por favor envíenos su CV. ¡En Tener S@lud nos encantaría contar con personas como usted!)

“Una dieta baja en grasas ya no se puede defender desde el punto de vista moral”

El Dr. Lundell declara que recomendar la ingesta de medicamentos contra el colesterol y una dieta baja en grasas “ya no se puede defender desde un punto de vista moral”. El motivo es que las dietas bajas en grasas son ricas en hidratos de carbono simples y complejos que destruyen activamente la pared de los vasos sanguíneos, provocando una inflamación crónica.

Esta inflamación hace que el colesterol se pegue a las paredes de las arterias y, al entrar en contacto con otros elementos (plaquetas, calcio), forme la placa arterial que reduce el diámetro de las arterias aumentando el riesgo de que un coágulo de sangre se quede atascado y provoque una embolia, un infarto o un accidente cerebrovascular (ACV).


Tener S@lud

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