Tomando la carretera que
desde Billabona conduce a Aia por elcollado de Andazárrate, sobre una
puntiaguda colina, está la ermita de Santa Marina. Solitaria en un corto
picacho, a la izquierda de la carretera y como a un kilómetro antes de entrar
en Asteasu, se levanta en el barrio de Goiballera junto al caserío
Inkilin-soro. Todavía es centro de especial devoción para los habitantes de las
villas cercanas y barriadas que la envuelven. Poco a poco, ha ido quedando
aislada y hoy, son pocos los que se detienen en las proximidades del caserío
Olarrega y siguen la empinada senda que lleva hasta la sencilla portada del
templo.
Según
los archivos municipales, las primeras noticias documentales conocidas datan de
1573. A esa época puede corresponder la portada principal en arco de medio
punto. Sin embargo, su advocaciónligada al camino de Santiago y su estratégica
situación en lo alto de una loma, inducen a pensar en un origen más antiguo. Peña Santiago señala “Santa Marina, denominada como “Santamaña”
entre los caseríos vecinos es una de las advocaciones más antiguas que
conocemos entre los santos a los que se da culto en nuestra provincia, trayéndonos
el recuerdo de los antiguos pasos del comercio y peregrinaje. Tambien, quizás,
esta santa podría ser el último resto cristianizado de un culto a “Mari”, la
reina de las “damas y diosas” de nuestra mitología, esposa de “maju”.Los
restos de antiguas calzadas en el collado de Andazárrate como los pasos de los caminos
hacia Etumeta, Beizama, o Iturrioz justifican la teoría de su especial devoción
por parte de caminantes y el carácter de refugio que le sobrevive.
Lo confirma Hipólito Usabiaga“La estructura de la ermita, su situación y arquitectura hacen suponer
que su construcción pertenece a la época de los templarios. En las Juntas de
Getaria celebradas en 1397, se adoptaron drásticas conclusiones contra los
perturbadores y malhechores que molestaban y maltrataban a los peregrinos, que
procedentes de Baiona en ruta a Santiago, seguían la costa guipuzcoana. Otro
tanto ocurría con los que caminaban por la parte interior occidental de la provincia.
Con este fin construyeron los Templarios diversas atalayas en los pueblos de
tránsito y villas circundantes. Así se señala su existencia en lugares como
Santa Engracia de Aizarna, Santa Marina de Asteasu. Hasta en Elgoibar y Vergara
hubo edificaciones por intervención de los mencionados pioneros del orden y
seguridad. Protegían a los enfermos, dándoles hospedaje en los locales adosados
a las iglesias como el que ostenta la ermita de Santa Marina”.Se le considera uno de los templos más antiguos de la comarca.
El edificio
es rectangular,con sus esquinales de sillería y el resto del edificio de sillarejo.
Muros encalados y suelo de ladrillo rojo, macizo. Sus medidas exteriores son
15,5 m de largo y 9,8 m de ancho con orientación E. Presenta una sacristía
adosada de 5,2 x 3,2 m con ventana. La espadaña es de sillería y despunta sobre
el hastial posterior. Tejado a dos aguas. La entrada se encuentra en el lienzo
derecho con una puerta dovelada de medio punto existiendo otra antigua puerta
hoy condenada que comunicaba con el caserío adosado. En la parte trasera del
edificio cuatro ventanas del tipo ojival y dos de ojo de buey.En su interior,
un cierre
de barrotes también de madera divide el templo en dos partes e impide el paso
hacia el altar. Eso y la presencia de un coro de estructura de madera son los
únicos detalles que rompen su simetría. Unos portacirios y algunos toscos
bancos, obra de artesanos locales, completan los motivos que enmarcan el
altarcillo de colores vivos donde se encuentra la imagen de la santa titular.
Alza una cruz en su mano derecha llevando el día de la romería, la cabeza
adornada de flores traídas por los devotos. A su lado, en un rincón una tosca
talla de pequeño tamaño de Santa Águeda, muy descolorida.
Las
primeras noticias escritas datan de 1588 y en 1686 estaba de serora “fulana de
Toledo”, hija de Joanes, viudo de Mariana de Ondarza, y madre de tres hijos:
Juanes (casado con una hija de la casa de Ondarza de Suso, y con familia).
Francisco (casado en Orio) y Ascensio (casado en Asteasu, con hijos). El citado
Joanes murió con 105 años en 1692. La villa arrendaba la casa aneja a la ermita
y sus tierras de las que sacaba buenos rendimientos. Así, en 1785 la arrendó
para seis años por 232 reales anuales, siempre con el compromiso que sus
inquilinos se responsabilizaran del cuidado del templo. Pocas noticias sobre
ella hasta que en 1989 se renovó la cubierta, el coro y los paramentos
exteriores e interiores trabajando por el procedimiento de “auzolan” con una
aportación de la Diputación Foral de Gipuzkoa de dos millones de pesetas. De
nuevo en agosto 1999, y dentro del programa de “campos de trabajo” del
Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, 17 jóvenes de diversas procedencias
restauraron sus muros.
Se
oficiaban misas dominicales hasta 1982 y por San Marcos se celebraba una misa
especial a cuya terminación el sacerdote bendecía los campos desde las cuatro
esquinas de la ermita. Cuando muere un vecino tocan una serie de campanadas
lentas en su memoria (hil kanpaia).
El día de la santa 18 de
julio y el domingo posterior acuden gentes de Asteasu, Cizurquil, Alkiza,
Larraul y Aduna. Se celebra misa sin que ningún año falteuna representación del
Ayuntamiento de Asteasu. Años atrás, acudía el alcalde con todos los concejales
y en la casa próxima al templo, tras la ceremonia religiosa, ayuntamiento y
clerodisfrutaban de una buena comida.Hasta 1989 el
sacerdote bendecía a todos los asistentes a la misa, rito que se conocía como “tomar
los evangelios”. Ese día llegan especialmente muchas madres con sus hijos en brazospara
ponerlos a los pies de la imagen de la santa, orar por su salud y protegerlos
de los malos sueños (amets gaiztoa). Es
frecuente ver a la gente meter la cabeza en un agujero que existe en el altar;
dicen que con ello también los adultos curan los malos sueños y el insomnio. Se
reza un credo, la cabeza se mantiene en el agujeroy se santiguan al terminar la
oración. Hay madres que ofrecen misa y vela que colocan en el candelabro que
existe junto a la verja de madera. Cuando finaliza la misa, junto al pórtico de
la ermita, comienza a sonar el txistu. Presencia debersolaris, hamaiketako,
deporte rural y una hermosa romería que dura hasta el anochecer.
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