lunes, 15 de abril de 2019

Shakespeare enamorado:De las clases de J.Domingo.




 WILLIAM SHAKESPEARE
CONSEJO DE HAMLET A LOS ACTORES:
Te ruego que recites el pasaje tal como lo he declamado yo, con soltura y naturalidad, pues si lo haces a voz en grito, como acostumbran muchos de vuestros actores, valdría más que diera mis versos a que los voceara el pregonero. No castiguéis demasiado el aire con las manos: usad delicadamente vuestros gestos; pues en el torrente mismo, la tempestad y (cómo podría decirlo) el remolino de vuestra pasión, debes tener y mostrar aquella templanza que hace suave y elegante la expresión (…)
Que la acción corresponda a la palabra y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspasar los límites de la sencillez de la naturaleza, porque todo lo que a ella se opone, se aparta igualmente del propio fin del arte dramático.
ROMEO Y JULIETA.
TEXTO 1.
ROMEO [a un CRIADO]: ¿Quién es la dama cuya mano enaltece a ese caballero?
CRIADO: No lo sé, señor.
ROMEO: ¡Ah, cómo enseña a brillar a las antorchas!
En el rostro de la noche es cual la joya
que en la oreja de una etíope destella...
No se hizo para el mundo tal belleza.
Esa dama se distingue de las otras
como de los cuervos la blanca paloma.
Buscaré su sitio cuando hayan bailado
y seré feliz si le toco la mano.
¿Supe qué es amor? Ojos, desmentidlo,
pues nunca hasta ahora la belleza he visto.

TEXTO 2.
BENVOLIO: Feliz mañana, primo mío.
ROMEO: ¿Tan joven es el día?
BENVOLIO: Apenas tiene nueve horas.
ROMEO: Largas son las horas tristes.
BENVOLIO: ¿Estáis enamorado…?
ROMEO: Privado…
BENVOLIO: ¿Del amor?
ROMEO: … del favor de la que amo.
BENVOLIO: ¿Por qué el amor será tan dulce en apariencia y, si se prueba, tan tirano y cruel?
ROMEO: ¡Ay de mí! ¿Por qué el amor si es ciego puede encontrar a oscuras la senda de su antojo? ¡Oh, amor de discordia! ¡Oh, tú, odio enamorado! ¡Oh, esencia nacida de la nada! ¡Oh, gravedad liviana! ¡Oh, grave vanidad! ¡Oh, informe caos de apariencia hermosa! ¡Oh, carga ligera, humo brillante, gélido fuego, robusta enfermedad, sueño de ojos abiertos cuya esencia ignoro! Este es el amor que siento sin amor. ¡Cómo! ¿No te hace reír?
BENVOLIO: No, primo mío, pues que lloro.
ROMEO: ¿Y por qué, amigo mío?
BENVOLLIO: Por el dolor que tu corazón ha de soportar.
ROMEO: Sucede así con los excesos del amor. A las penas que mi pecho ahora abruman, las tuyas han de unirse para oprimirlo: así, tu amor más luto añade al que soporto. El amor es niebla de suspiros hecho humo. Cuando avivado, chispas en ojos de un amante; si se le extingue, océano de llanto enamorado. ¿Más todavía? Una discreta locura, miel que alivia, hiel que ahoga. Queda con Dios, amigo mío.
BENVOLIO: Espera, te acompaño, que sería una ofensa el que aquí me dejaras.
ROMEO: ¡Yo mismo me he perdido! ¡Y no me encuentro! ¡No soy Romeo! ¡Romeo no está aquí!

TEXTO 3.
Entran ROMEO y JULIETA arriba, en el balcón.
JULIETA: ¿Te vas ya? Aún no es de día.
Ha sido el ruiseñor y no la alondra
el que ha traspasado tu oído medroso.
Canta por la noche en aquel granado.
Créeme, amor mío; ha sido el ruiseñor.
ROMEO: Ha sido la alondra, que anuncia la mañana,
y no el ruiseñor. Mira, amor, esas rayas hostiles
que apartan las nubes allá, hacia el oriente.
Se apagaron las luces de la noche
y el alegre día despunta en las cimas brumosas.
He de irme y vivir, o quedarme y morir.
JULIETA: Esa luz no es luz del día, lo sé bien;
es algún meteoro que el sol ha creado
para ser esta noche tu antorcha
y alumbrarte el camino de Mantua.
Quédate un poco, aún no tienes que irte.
ROMEO: Que me apresen, que me den muerte;
lo consentiré si así lo deseas.
Diré que aquella luz gris no es el alba,
sino el pálido reflejo del rostro de Cintia ,
y que no es el canto de la alondra
lo que llega hasta la bóveda del cielo.
En lugar de irme, quedarme quisiera.
¡Que venga la muerte! Lo quiere Julieta.
¿Hablamos, mi alma? Aún no amanece.
JULIETA:¡Si está amaneciendo! ¡Huye, corre, vete!
Es la alondra la que tanto desentona
con su canto tan chillón y disonante.
Dicen que la alondra liga notas con dulzura:
a nosotros, en cambio, nos divide;
y que la alondra cambió los ojos con el sapo:
ojalá que también se cambiasen las voces,
puesto que es su voz lo que nos separa
y de aquí te expulsa con esa alborada.
Vamos, márchate, que la luz ya se acerca.
ROMEO: Luz en nuestra luz y sombra en nuestras penas.
Entra el AMA a toda prisa.
AMA: ¡Julieta!
JULIETA: ¿Ama?
AMA: Tu madre viene a tu cuarto.
Ya es de día. Ten cuidado. Ponte en guardia.
JULIETA; Pues que el día entre, y mi vida salga.

FRASES CÉLEBRES de Romeo y Julieta:

“El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos”
"El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio."
“Conservar algo que me ayude a recordarte seria admitir que te puedo olvidar”
“Dos de las estrellas más hermosas del cielo tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos que brillen en su puesto hasta que vuelvan.”

SONETO XX
Pintado por Natura el rostro tienes de mujer, dueño y dueña de mi amor; y de mujer el corazón sensible mas no mudable como el femenino; tus ojos brillan más, son más leales y doran los objetos que contemplas; de hombre es tu hechura, y tu dominio roba miradas de hombres y almas de mujeres. Primero te creó mujer Natura y, desvariando mientras te esculpía, de ti me separó, decepcionándome, agregándote lo que no me sirve. Si es tu fin el placer de las mujeres, mío sea tu amor, suyo tu goce.



CITAS CÉLEBRES DE William Shakespeare

En un minuto hay muchos días

Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.

El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto.

Ten más de lo que muestras; habla menos de lo que sabes.

Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable; pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas.

Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar.

No ensucies la fuente donde has apagado tu sed.

Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.

Si dos cabalgan en un caballo, uno debe ir detrás.

El cansancio ronca sobre los guijarros; en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma.

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