Trump anuló o aparcó 80 reglas y regulaciones ambientales.
Nombró a más de 220 jueces para el tribunal federal, incluidos tres para la Corte Suprema: 24 por ciento mujeres, 4 por ciento negros y 100 por ciento conservadores. En su conjunto, según la Asociación de Abogados de Estados Unidos, con más "no cualificados" que bajo cualquier otro presidente durante el pasado medio siglo.
La deuda nacional aumentó en $ 7 billones, o un 37 por ciento.
En el último año de Trump, el déficit comercial estaba en camino de superar los $ 600 mil millones, la brecha más grande desde 2008.
Trump firmó solo una ley importante, la ley tributaria de 2017, que, según un estudio, por primera vez situó la tasa impositiva total de los 400 estadounidenses más ricos por debajo de la de todos los demás grupos de ingresos.
En el primer año de Trump como presidente, pagó $ 750 en impuestos. Mientras estuvo en el cargo, los contribuyentes y los donantes de su campaña entregaron al menos $ 8 millones a sus empresas familiares.
Estados Unidos bajo Trump se volvió menos libre, menos igual, más dividido, más solo, más endeudado, más pantanoso, más sucio, más malo, más enfermo y más muerto.
También se volvió más delirante. Ningún registro durante los años de Trump en el poder será más destructivo que sus 25.000 declaraciones falsas o engañosas.
Esparcidas por las redes sociales y por otros medios, las noticias contaminaron las mentes de decenas de millones de personas.
Las mentiras de Trump perdurarán durante años, envenenando la atmósfera como polvo radiactivo.
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