El 19 de febrero se cumplen 40 años de la presentación de ‘Deprisa, deprisa’ en el Festival de Berlín, donde conquistó el Oso de Oro. Con el filme, Carlos Saura llevó este subgénero "Quinqui", del genero “Delincuencia”, a su máximo esplendor, siendo un modo de contar la historia de una época trascendental de nuestro país -la de los años de la Transición, de la crisis económica, de la droga, de la última mitad de los setenta y de la década de los ochenta, en definitiva- desde la perspectiva de los que se quedaron al margen de ella.
Según crónicas del momento, Saura invirtió
mucho tiempo en la preparación de ‘Deprisa, deprisa’: tenía montones de
carpetas con recortes de prensa sobre temas similares. El guion no dejaba de
ser un simple punto de partida, que el cineasta enriqueció en las sesiones de
trabajo con sus actores. Durante meses visitó distintos barrios buscando
no solo los intérpretes no profesionales más adecuados; quería también que los
escogidos fueran amigos entre ellos y vivieran en la misma zona. Los ensayos se
rodaron en barrios de extrarradio de Madrid y pueblos del cinturón obrero,
donde las chabolas que los emigrantes de aluvión habían construido estaban
siendo sustituidas por casas colmena en solares sin urbanizar. El guion fue
poco a poco sustituido por los diálogos que los propios protagonistas le iban
sugiriendo a Saura. No tuvo música original, sino que eran canciones de rumba
pop las que iban dando fuerza y entidad a la película, especialmente la
titulada “Me quedo contigo”, de “Los Chunguitos”, que se convirtió en emblema
de lo que es también la película, una historia de amor.
Mención aparte merece el reparto, formado
por actores y actrices no profesionales del área de Villaverde y Vallecas,
situada al sur de Madrid, integrado por Berta Socuéllamos Zarco (Ángela), José
Antonio Valdelomar (Pablo) , Jesús Arias Aranzueque (Meca) y José María Hervás Roldán (Sebas) como
protagonistas, subrayando el extraordinario trabajo de Berta Socuéllamos
interpretando a Ángela.
La película narra la historia de cuatro
amigos: Pablo, "el Meca", "el Sebas" y Ángela, y
especialmente la de la pareja formada por Ángela y Pablo, la mayoría de ellos
provenientes de un ambiente marginal y que encuentran diversión y una salida fácil
en los robos a mano armada en una vida sin pasado ni futuro en la que los
acontecimientos han de sucederse deprisa, deprisa.
Este film es un crudo y triste retrato de
una época y un claro reflejo del impacto que sufrió una generación, la nacida en
la década de los sesenta, a la que le estalló la transición política y la
crisis de 1973, y con ella la llegada de las drogas consideradas menores, pero
también de otras como la heroína que empezó a consumirse masivamente en la
España de finales de los años 1970 y principios de los años 1980. Del
extrarradio de Madrid abandonado a su suerte -donde Pablo y Ángela
viven— Saura nos muestra la marginalidad socioeconómica y moral de unos
desarraigados que, sin oficio ni beneficio, se van a convertir en una
generación maldita, fundamentalmente para los más débiles.
Como he indicado antes, los protagonistas
no fueron elegidos a través de un casting al efecto, sino que eran delincuentes
reales, entre ellos Jesús Arias, alias el Susi, que empleaba sus permisos
carcelarios para el rodaje y que consumía drogas de manera habitual -incluso,
parece ser, a lo largo del propio rodaje- y José Antonio Valdelomar, un delincuente
que cometía atracos con asiduidad. Durante la
preparación de la película, Saura conoció los ambientes de los barrios
periféricos de Madrid y durante dos meses realizó pruebas con vídeo entre la
gente joven que los habitaba, hasta concretar los actores naturales que
intervendrían en su filme. El rodaje se realizó en el verano de 1980 en
diversas calles, discotecas y paisajes de Madrid. La naturalidad de los desconocidos
intérpretes y su frescura al interpretarse en cierto modo a sí mismos fue una
de las grandes aportaciones de la película. En todo caso, los protagonistas
declararon que el cine había llegado por casualidad y de la misma forma se
marcharía de sus vidas, como, efectivamente, así fue.
José Antonio Valdelomar (Pablo) murió por
una sobredosis de heroína el 11 de noviembre de 1992 en la cárcel de
Carabanchel tras ser detenido varias veces, una de ellas en ocasión de un
atraco a mano armada en una sucursal bancaria después del rodaje y antes del
estreno. Por su parte, Jesús Arias Aranzueque, Meca en la película, también fue
detenido después del rodaje y antes del estreno, pasando por la cárcel de Carabanchel y otros
centros penitenciarios. Falleció en el hospital comarcal de Zumárraga antes de
cumplir los 32 años. Sus restos, no reclamados, fueron incinerados en Zumárraga
lugar al que fue a intentar desintoxicarse en 2007. La causa de su muerte tuvo
su origen en el SIDA.
Berta Socuéllamos, a la que le fue
pronosticado un excelente futuro en el mundo del cine, decidió abandonar por
completo esta actividad y junto con su compañero de reparto José María Hervás
comenzó una vida en el más absoluto anonimato. De ellos sólo se sabe que se
casaron y, probablemente, que comenzaron una nueva vida con las 300.000 pesetas
que cobró cada uno por sus nueve semanas de rodaje de esta magnífica película
que fue emitida por la 2 de TVE hace unos días en conmemoración de su cuarenta
aniversario y que es muy recomendable.
Carlos Ortigosa (16 de febrero de 2021)
Hay un fallo en el artículo. Jesús Arias Aranzueque, "El Meca", difícilmente pudo ir a Zumárraga a desintoxicarse en 2007, puesto que falleció en 1992, o sea, quince años antes. Por lo demás, es un artículo bastante ameno e interesante.
ResponderEliminarSe refiere a q incineraron los restos en 2007
EliminarUn poco antes creo murió efectivamente en Guipúzcoa en zegama vivía el Señor lo tiene en su gloria
ResponderEliminarnos gobierna un reparto de cine quinqui
ResponderEliminarel sanchismo no es mas que una recidiva del caciquismo carpetovetonico
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