Julieta, la última película de Pedro Almodóvar (2016), se
sale un poco de los temas a los que nos tenía acostumbrados hasta ahora. Bueno,
más que a los temas, a los tratamientos almodovarianos
que hace de situaciones dramáticas y que caracterizan las películas del citado
director. Hasta Rossy de Palma tiene un papel bastante comedido.
Esta es una película que narra un drama maternofilial, sin
concesiones a las situaciones cómicas que produzcan risas; sí nos acerca a un
mundo pasional con una perfecta descripción de los sufrimientos humanos,
encarnados principalmente en una madre separada de su hija y de la que no tiene
noticias desde hace tiempo.
Un encuentro casual hace que toda la vida que Julieta se ha
“inventado” para evitar los recuerdos de esa ausencia, se desmorone y comience a rememorar su vida, tratando de
explicar al espectador su dolor del presente; empezando por las escenas de
inicio en un tren, que son magníficas, con una mezcla de tragedia y surrealismo
y que determinarán su futuro.
La interpretación de Emma Suarez, como Julieta madura, es
magnífica, representando un personaje femenino, delicado, sensible. Almodovar
va uniendo los tiempos magistralmente, con Adriana Ugarte representando a Julieta en su época de juventud, en una muy
buena interpretación. La música de Alberto Iglesias y la canción final de
Chabela Vargas, magníficas.
Nuntxi Pérez
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