ALBIZTUR-
ERMITA DE SAN GREGORIO
La ermita se encuentra en la
carretera que desde Tolosa conduce a Azpeitia tomándose el desvío que conduce a
Albíztur. Se encuentra a unos 300 metros del cruce a mano izquierda.
Continuando hacia la parroquia, la carretera se encuentra jalonada por un vía
crucis con cruces de piedra de las que destaca una cruz tallada junto a la
ermita. Popularmente se la conoce como “GregorioSantua”. Murugarren señala que los primeros documentos escritos se
referencian a 1601 citándola como ermita de San Gregorio Taumaturgo. Sin
embargo, Pablo Gorosábel señala la
existencia de un Hospital “fundado por
doña Gracia de Goicoechea” para abrigo de peregrinos, según testamento otorgado
a 22 de enero de 1587, que ya no subsiste”.
Se trata de un edificio
rectangular de piedra arenisca orientado al SO, de 14 m. de largo y 9 de ancho,
con fachada algo retrasada respecto a los muros laterales. La puerta de entrada
se flanquea con dos ventanas cuadradas con herrajes. Tejado a dos aguas, con
voladizo sobre trío de tornapuntas. El frontispicio dispone de una gran ventana
con otra menor en el lienzo derecho. Campanil de hierro forjado en la cumbrera.
En el interior, un pequeño ábside rectangular con altar.
Don Garcia de Atodo, rector
de la iglesia parroquial de Albiztur, había convenido mediante escritura con
Jerónimo de Larrea el 5 de julio de 1601 la
confección para la nueva ermita de San Gregorio quese a echo en la dicha tierra
de Albistur debaxo de la casa de ugarte, de un retablo que había de ser con la
imagen del dicho San Gregorio, vestido de pontifical, de siete palmos de altura
con su peana y con su tiara y con un libro y una cruz en la mano”. El
retablo y el tabernáculo para la referida imagen habían de ser madera seca de
nogal. La obra debía estar terminada para el día de Navidad del mismo año. Se
concertó en 450 reales, habiéndose de pagar la mitad al contado y la otra mitad
tras colocarlo en la ermita. Jerónimo de Larrea cumplió con su compromiso y Don
García a su vez, con el suyo; y así, el 21 de febrero de 1602, el escultor
recibía del rector Don García de Atodo el valor total en que se había
estipulado la obra.
El retablo nunca llegó a la
ermita y hoy día se conserva un sagrario en bajorrelieve renacentista de entre
1530/35, traído de la parroquia del que se observan sus conchas decorativas y
los paños que transparentan la anatomía de los personajes, con los
característicos pliegues de época plateresca. La Madre Arrazola nos hace una descripción pormenorizada: en su portezuela se efigia la Virgen que
inclinada sobre su Santísimo Hijo, al pie de la Cruz, hace ademán de levantarlo
del suelo. La composición es muy delicada y está bien lograda. De izquierda a
derecha en alto relieve, presenta entre columnitas corintias con pedestales de
cabezas de angelitos y calaveras: un evangelista, San Juan Bautista, el
Descendimiento, el Ecce Homo y otro evangelista. Sobre este, otro retablo
moderno, cuatro floreros y talla de San Gregorio obra de Jerónimo de Larrea.
Dos angelitos en el ático y frontón triangular. A su derecha e izquierda sendas
tallas de San Mateo y San Juan Evangelista, de buena calidad.
El 26 de mayo de 1616 el
párroco de Albistur en nombre de fray Pedro de Recalde, guardián durante muchos
años del convento sevillano de San Francisco y comisario general de las Indias,
contrata con Pedro de Recalde, vecino de Albíztur, para que ejecute una imagen
de San Pedro Apóstol para el retablo de San Gregorio. En 1692 abandona el
puesto de ermitaño Domingo de Loinaz y se nombra en su lugar a María de Basayaz
y Oyarbide. A ésta sucederán Graciana de Garmendia en 1706, Magdalena de
Mendiola en 1717 y Josepha de Aranzabe en 1761.
Por un documento de 1765, se
sabe que en esa fecha se procedió a cerrar el frente de la ermita con una pared,
con puerta y dos ventanas enrejadas, conforme a las trazas dadas por los
canteros Juan Bautista de Gorrochategui y Francisco de Zialceta, obra que costó
1093 1/2 rs, según tasación de los peritos. Se pagaron con los 100 ducados de
dote que había abonado la serora María Joseph de Aranzabe y con los fondos de
la parroquia. A los pocos años, en 1776, se encarga una campana por valor de
423 rs, que se abonan con los fondos de la Ermita de Santa Marina, ya que San
Gregorio carecía de solvencia para ello. En 1819 se abonan 6 rs a la serora de
la ermita por su trabajo. En 1934 eran ya 25 ptas anuales lo que se daba a la
serora, lo cual le obligaba a cuidarla, poner velas y tocar las campanas.Para
los trabajos de restauración que se efectuaron en esta ermita entre 1988 y
1994, la Diputación Foral de Gipuzkoa aportó un millón de pesetas. Las imágenes
también fueron restauradas y la ermita se reinauguró el 17 de noviembre de
1995.
De la devoción que ha tenido
siempre el pueblo de Albiztur a San Gregorio, nos da idea un informe que don
Jerónimo de Ibarzábal, rector de la villa, hizo sobre las seroras en 1770 “Esta ermita no tiene renta alguna pero el
pueblo desea y espera lograr su conservación para hacer a ella rogativas
ordinarias y extraordinarias por toda necesidad a la que acostumbra con toda
decencia ir en procesión los Cabildos Eclesiásticos y Secular y demás gente del
pueblo a celebrar misa, cantando a la ida y a la vuelta la Letanía y demás que
ordena el Ritual romano y en la misma forma se hacen procesiones a dicha ermita
y visitación del Calvario con la cruz y estandartes en la semana santa y en
diferentes días del año por muchos motivos y la grande devoción de este pueblo
y otros que vienen para celebrar misas, ofrecer limosnas para aceite delámpara
y velas para el altar confiados en la intercesión de este santo glorioso para
construir remedio de la sordera, desea el pueblo la existencia y conservación
unida y aneja a la Parroquia...”.
Se tiene a San Gregorio Ostiense como uno de los santos de mayor
tradición devocional de España y su sede navarra como el primer centro
socio-religioso del viejo reino y uno de los más activos del país. Entre los
agricultores, al menos hasta el siglo XIX, San Gregorio recibía veneración como
el principal aliado contra las plagas que asolaban los campos. Se le invocaba
mediante oraciones pero sobre todo se procuraba bendecir los labrantíos con
agua de su santuario, que aguadores llegados de toda la península demandaban
previo pago de una limosna. La virtud principal de esta agua venía dada desde
su “santa cabeza”, un relicario de plata por el que se filtraba el líquido para
su consagración. Dicha cabeza era a menudo solicitada por reyes y magnates para
tenerla cerca en caso de enfermedad o cualquier otra amenaza; periódicamente la
testuz partía a recorrer los pueblos afectados por plagas, como de hecho sigue
haciéndolo en nuestros días una vez al año en Lezaun y su comarca. De ahí una
arraigada expresión popular navarra que dice “viajas más que la cabeza de San
Gregorio”. En Guipuzkoa también está ampliamente documentada la devoción por el
obispo de Ostia. Por ejemplo, el ayuntamiento de Hernani resuelve en 1725 que cada año, se trajese agua de San Gregorio y
se asperjase por los campos para preservación de los frutos, mientras que se
llevó la cabeza a Ataun en 1678 y 1682 para combatir sendas plagas de ratones.
Aún hoy, gente de Guipuzkoa, Alava, La Rioja y toda Navarra acude a orar y
solicitar agua pasada por la cabeza de San Gregorio.
Se peregrina a esta ermita
en demanda de curación contra los males de oído. Se frotan las orejas con
aceite de la lámpara del Santísimo. Si se lleva, las frotaciones deben hacerse
durante nueve días reponiéndose el líquido y dando una limosna. Hasta 1950 era
costumbre que todos los festivos por la tarde se reuniesen en la ermita las
mujeres para rezar el rosario. Aún hoy, el Viernes Santo a las 8 de la mañana,
se efectúa vía crucis desde la parroquia hasta la ermita, siguiendo las
preciosas estaciones de piedra tallada que jalonan el recorrido entre ambos
templos. Se celebra la fiesta del santo el 17 de noviembre con una misa y, el
domingo posterior tras el oficio, aperitivo gratuito, concurso de toca con
tandas diferentes para hombres y mujeres. Despues romería y trikitixa.
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