En la zona alta de uno de los
contrafuertes que descienden del macizo de Erniozabal, camino de la antigua
fortaleza de Mendikute, se levanta la barriada de Urkizu. Allí, junto al
caserío Eguzkitza, el camino dibuja una cerrada curva y comienza a descender
hacia la todavía lejana Tolosa. Entre la arboleda, la iglesia de San Pedro. En
sus proximidades los caseríos Urkizu-goikoa, Urkizu-azpikoa y Etxeberri.Su
origen se relaciona con la intención de servir como término a la procesión de
letanías o bien que se fundase como una iglesia aneja a la parroquia para ayuda
en el servicio espiritual de los fieles habitantes del barrio, bastantes
distantes del núcleo principal. Los moradores de Urkizu no tenían en lo
antiguo, iglesia determinada para enterrar a sus muertos por lo que lo hacían
tanto en la villas de Tolosa o Albiztur. Igualmente ocurría en relación con el
cumplimiento con sus necesidades sacramentales.
Se
trata de un edificio rectangular de ábside poligonal. A la derecha, adosadas,
la sacristía y la casa cural, y en el frontispicio un frontón cubierto. Las
medidas de todo el complejo son 24 x 19 metros y está orientado al E. siendo su
tejado a cinco vertientes. En el muro izquierdo posee una ventana de medio
punto y dos contrafuertes. Sobre la puerta de acceso a la nave principal hay un
campanario de planta rectangular de 2 x 2 m, con cuatro vanos, reloj,
pararrayos y cruz de hierro forjado.
Interior
enlucido. En la nave, bóveda en crucería y en presbiterio, bóveda de cañón.
Entrando a la derecha la pileta con el agua bendita. Precioso retablo central,
dorado y restaurado. En su parte central, la soberbia talla policromada de San
Pedro, de estilo renacentista, entre dos columnas jónicas de fuste estriado, y encima
de dos acróteras, sentado majestuosamente en su trono pontificio, tocado de
tiara y asiendo las simbólicas llaves del Reino. Procede de la venta que hizo
de ella la Parroquia de Beizama a principios del siglo. Hay quien señala, si
bien sin documentos probatorios, que bien podría ser obra del imaginero
azpeitiano Joanes de Anchieta, o por lo menos creación de su taller. La figura
recuerda en sus formas, la del retablo de San Pedro en la Basílica del Coro de
Donostia, o la del santo titular en la parroquia de Asteasu. En el altar de la
derecha, un mediorelieve del Ángel de la Guarda en precioso marco a modo de
retablo. En el de la izquierda, en un marco similar, la Piedad. En el costado
una cruz renacentista. Dos vidrieras modernas en los lienzos laterales: una con
un escudo y otra representando a San Pedro. Posee una serie de bancos, coro,
pila bautismal y un confesionario.
La primera cita aparece en
la visita pastoral realizada en 1540 por el obispo de Pamplona D. Pedro Pacheco
bajo el nombre de “ermita de San Pedro de
Urkizu” aunque seguramente su origen sea de época más antiguo ya que
anteriormente existía en el lugar una edificación medieval destruida por un
incendio en 1503. Junto al citado capellán y al servicio de la ermita estaba la
serora Domenja Eceiza que ya en 1549 ocupaba el cargo y su propia casa Eceiza.
Un hijo de la casa
Urkizu-garaikoa fallecido en Lima en 1583, legó en su testamento mil ducados
para fundar una capellanía de misas en la parroquia de Tolosa, llegando a la
villa únicamente 830 ducados, descontados los gastos de envío. El cabildo
eclesiástico impuso a censo, con una renta anual de 41 ducados y medio, estableciéndose
así la capellanía. Pero los sobrinos del fundador no estaban conformes con su
fundación en Tolosa y pidieron al tribunal eclesiástico de Pamplona para que la
trasladara a Albíztur, donde estaban enterrados los padres y antepasados. Los
citados sobrinos, Martín y Domingo de Urquizu, ganaron el pleito, y en Tolosa,
ante el escribano Joanes de Lizardi, se otorgó una escritura de convenio, en la
que se decía que la capellanía no se fundaría ni en Tolosa ni Albiztur sino en
la ermita de San Pedro de Urquizu. Fue el primer capellán el licenciado Lorenzo
de Iturrioz y tenía obligación de decir misa todos los domingos y fiestas de
guardar. Un total de 60 misas anuales en sufragio del alma del fundador, por un
estipendio de 41 ducados. La misma casa de Urkizu-garaikoa o Martimasena tenía
derecho a presentar al capellán.
Con motivo de la toma de
posesión como serora de Francisca de Belaunza en 1601, se efectuó un inventario
en el que se dice que en la iglesia existe “una
imagen de San Pedro dorado con su llave en la mano izquierda dorada, con su
ropa de damasco colorado guarnecida alrededor en todo, con un paramento de oro
y un Agnus Dei ancho relicario; mas otra imagen pequeña con un Jesús en sus
brazos con su ropita de tafetán de seda y un cuello de red y unas memorias
colgadas del cuello; más un Crucifijo en medio de los dos altares colgado de la
pared en una cruz de palo y es medio dorado”.
En 1617 se
efectúan reformas que afectan a tejados, paredes y sus tres altares. Diseñó sus
trazas y dirigió las obras de cantería el maestro Francisco de Landa
(importante arquitecto que intervinoen las parroquias de Hernialde, Zarautz,
Alegi, Ikaztegieta y Tolosa) encargándose el escultor Juan de Basayazde la
construcción de los altares (tallista-ensamblador a quien se deben los retablos
de las iglesias de Oreja, Gaztelu y Alegi). Miguel de Ayestarán se encargó del
resto de obras, utilizándose en ellas algunos sillares de la cercana ermita de
San Cipriano.
En la Santa
Visita de 1771 se ordenó a los dueños de la casa de Urkizu-garaikoa, Juan
Bautista de Zunzunegui y su mujer María Francisca de Guerezta que agregasen a
la capellanía de Urquizu los cien ducados del censo que fundó sobre ellos
Ignacio de Arsuaga y que dio a la referida capellanía. La rentas de la
capellanía fundada por Domingo de Urquizu iban disminuyendo y cada vez fue más
difícil a los vecinos de Urquizu, conseguir un capellán para la celebración de
las misas, hasta que en 1803 se agregaron otras cuatro fundaciones creadas por Francisco de Munita, Clara Antonia
de Igarza, Juan de Zuvillaga, José de Arosteguía y su esposa Agueda de Urquía. Sesenta años más tarde, el Ayuntamiento se veía obligado a tomar
parte en el asunto y con la ayuda de los vecinos de Urquizu y el cabildo
eclesiástico de Santa Marina,se pudo continuar con la
capellanía. En 1983 se
efectuó la restauración de los retablos con una subvención de 300.000 pesetas
de la Diputación de Guipúzcoa. En 1990 se invirtió en su rehabilitación 6.384.000
pesetas, de las que la institución foral abonó 4.500.000 pesetas, corriendo el
resto entre particulares y Ayuntamiento. Las obras se inauguraron el 18 de
marzo de 1990.
Era
tradición realizar por San Juan la bendición de los campos. Hasta hace medio
siglo, se rezaban vísperas los festivos por la tarde y cuando fallecía un
vecino del barrio se tocabaagoniakokanpaia.
Por el Corpus se hacía una pequeña procesión por el exterior. Los sábados y
domingos celebraba misa.Con motivo de la festividad de San Pedro, 29 de junio,
se celebran las fiestas populares en el barrio, con participación del
vecindario sobre todo en verbenas y campeonatos de bolos.
Nota
Una vez en el mismo Urkizu
comienza una carretera asfaltada, y a unos veinte metros a la derecha, aparece
el antiguo sendero, camino de Urkizu a Tolosa. A unos diez minutos, debajo de
una roca, se aprecian los restos de la antigua ermita de San Cipriano (San
Cipri o san Xipiri). Son restos de dos casas donde una de ellas tiene un
agujero en la roca de la que parece que manaba agua y los restos de una
aguabenditera. Todo lo demás fue destruido por un incendio. Fue construida en
1682.
BIBLIOGRAFIA
AGUIRRE SORONDO, Antxon y LIZARRALDE ELBERDIN Koldo
“Ermitas de Guipuzcoa”. Pag 361 Fundación Jose Miguel Barandiaran
2000
DIPUTACION FORAL DE GIPUZKOA
“Ondare Historiko-Artistikoaren Zaharberrikuntza GIPUZKOA
1987-1990 Restauración del Patrimonio Histórico Artístico”. Pag 175. Diputación
de Gipuzkoa. San Sebastián 1991.
ELIAS ODRIOZOLA, Imanol
“Apuntes Históricos de Albíztur - Bidegoyan - Régil-Santa Marina-
Urquizu”, pag 47. Publicaciones Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián 1975.
ELOSEGUI IRAZUSTA Jesús
“Toponimia y denominaciones urbanas de la Villa de Tolosa” BRSVAP
Año XXV Cuaderno 2º y 3º, pag 381 San Sebastian 1969.
ENCICLOPEDIA GENERAL ILUSTRADA DEL PAIS VASCO
Cuerpo A. “Vol XLIX.
Uran-Urrug” pp. 346. Ed. Auñamendi, Estornés Lasa
Hnos.
GARMENDIA LARAÑAGA Juan
“Obras Completas. Euskal Herria. Etnografía, Historia”. Tomo 7.
Pag 57. Ed. Haranburu. San Sebastián 1998.
GOROSABEL, Pablo
“Diccionario Histórico-Geográfico-Descriptivo de los Pueblos,
Valles, Partidos Alcaldías y Uniones. Año 1862” pp. 529 Ed.La Gran Enciclopedia
Vasca. Bilbao 1972.
IRIGOYEN Domingo de
“Ermitas e Iglesias de Guipuzcoa”. Eusko Folklore Tomo XIV pag.
75. Vitoria 1934.
LINAZASORO, Iñaki
“Historia y guía de Tolosa”. Pag 50 Publicaciones Caja de Ahorros
Provincial de Gipuzkoa. San Sebastián 1980.
MARTINEZ DE ISASTI, Lope
“Compendio Historial de la provincia de Gipuzkoa 1625” impreso en
San Sebastian por Ignacio Ramón Baroja
1850. Ed. La Gran Enciclopedia Vasca.
PEÑA SANTIAGO Luis
·
“Fiestas tradicionales y
romerías de Gipuzkoa”, Pag 326 Ed. Txertoa 1973 San Sebastián.
·
“Las ermitas de Guipuzcoa”
pp. 261 Ed. Txertoa 1975 San Sebastián.
·
“25 Excursiones por Gipuzkoa.
Arte, Creencias, Historia, Paisaje, Pueblos y Tradiciones”. Pag 187. 2ª edición.
Ed. Txertoa. San Sebastián 1992.
URROZ y ERRO Eugenio
“La villa de Tolosa. Síntesis histórica”. EuskalerriarenAlde. Año
III num 61, 62 y 63 en La Gran Enciclopedia Vasca. EuskalerriarenAlde Vol. III.
pag 403 Bilbao 1974.
No hay comentarios:
Publicar un comentario