Todos los seres humanos queremos lo mismo: vivir un poco mejor.
Nuestra estructura cerebral, la materia, se transforma, por la información que nos viene desde fuera, y que modela nuestras neuronas, de una manera parecida a como el cincel del escultor crea formas de mármol inerte. Nuestras neuronas quedan así estructuradas con un determinado carácter, merced a las experiencias vividas.
Desde el momento de nacer, nuestro cerebro tiene sus ventanas sensoriales abiertas para recibir a los “portadores materiales” de sonidos, luces, tactos, perfumes y gustos que son los mensajeros de la información del medio ambiente, que forma el sistema referencial de cada individuo.
En realidad, la materia del cerebro es portadora de “ transmateria” de sensaciones, experiencias y recuerdos. Algo parecido a las cintas magnetofónicas, que son las portadoras materiales de la transmateria informativa y musical.
Los seres humanos son estructuras materiales que reciben, elaboran y exteriorizan multitud de códigos informativos, que pueden manifestarse en actividades artísticas y en labores creativas. Esta es la “ transmateria”que el cerebro alberga durante la vida y que persiste por algún tiempo después de la muerte biológica. Esto es quizás uno de los propósitos de la vida humana, la perpetuación de una trascendencia transmaterial de ideas y de cultura, de amor y de creatividad.
JOSÉ MANUEL RODRIGUEZ DELGADO
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