martes, 8 de mayo de 2012

REPASO DE ECONOMIA POLITICA

La economía se considera ciencia a partir del año 1.776 cuando Adam Smith escribió su obra “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, o simplemente “La riqueza de las Naciones”, donde se diferencia la economía política de la ciencia política, la ética y la jurisprudencia. Un elemento fundamental para esta diferenciación fue la crítica al Mercantilismo, corriente que venía desarrollando nociones económicas desde el siglo XV, más vinculada a los imperios coloniales que a la naciente revolución industrial.
Esta primera época conocida como Economía Clásica, dura unos ciento setenta años, hasta 1.940. Resumiendo esquemáticamente la base de la Economía Clásica Capitalista, diríamos que considera la acumulación de capital como fuente para el desarrollo económico, y la división del trabajo, entendida como especialización de tareas, necesaria para la reducción de costos de producción. El crecimiento económico como la clave del bienestar social que se potencia a través de la división del trabajo que a su vez se profundiza a medida que se amplía la extensión de los mercados y por ende la especialización de los mismos.
 La propensión a Intercambiar, se convierte en el motor del desarrollo humano, dando lugar a la Teoría Clásica del Comercio Internacional, llamada “Teoría de las Ventajas Comparativas”, que plantea la interacción entre comercio y crecimiento económico. Los distintos bienes deberán producirse en aquel país en que sea más bajo su costo de producción y desde allí, exportarse al resto de las naciones. Por tanto se define la denominada «ventaja absoluta» como la que tiene aquel país que es capaz de producir un bien utilizando menos factores productivos que otros, es decir con un coste de producción menor. Se defiende además el comercio internacional libre y sin trabas para alcanzar y dinamizar el proceso de crecimiento económico, y este comercio estaría basado en el principio de la ventaja absoluta y asimismo cree en la movilidad internacional de factores productivos.
Se declara la mano invisible del MERCADO competitivo, como el mecanismo más eficiente de asignación de recursos. Los mejores beneficios sólo se obtendrían en una sociedad bien gobernada, debiéndose diseñar la política económica de los gobiernos  bajo los principios antes señalados.
 Inmediatamente surge la Escuela Marginalista que especula a nivel microeconómico sobre el comportamiento de los sujetos económicos dentro de las diferentes clases de Mercado. La Escuela Marginalista insiste en un análisis económico libre de historicismo y cuyos modelos matemáticos se asemejan más a las ciencias físicas. Esto en parte fue una demanda de pretendido rigor científico, y una reacción contra el historicismo del marxismo y del enfoque clásico basados en las ideas de Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx.
Las formulaciones de la Escuela Marginalista, giran en torno al principio de la utilidad marginal decreciente, basándose en el subjetivismo de la escuela austriaca. La Escuela Marginalista a diferencia de la Escuela Clásica, considera que el valor de los bienes está determinado por el deseo y la necesidad, y no por el costo de producción, así como tampoco por la cuantía de trabajo que se haya empleado en producirlos. Es un análisis puramente individualista y subjetivista, que se desarrolla a nivel de los mercados nacionales mientras que la economía internacional mantiene las tesis clásicas.
Durante este primer periodo de la economía clásica del capitalismo, el sistema financiero internacional de pagos es el Patrón Oro, herencia del mercantilismo y de las épocas anteriores. El oro mantiene la propiedad de ser depósito de valor, y su uso en el intercambio internacional pretendía una neutralidad y objetividad respecto de los países, en los que sus existencias de oro dependían única y exclusivamente del resultado de sus Balanzas de Pago.
El contraste de la realidad económicosocial con sus correspondientes contenidos teóricos de economía política en esta época de ciento setenta años de duración, resulta bochornoso. Escandalosamente la realidad discurre por caminos que nada tienen que ver con lo que se dice en la teoría de las universidades.
Es la época del nacimiento del capitalismo y políticamente a nivel internacional del periodo Imperialista. Los países que eran colonias, son intervenidos ferozmente por las metrópolis que esquilman sus materias primas, necesarias para el desarrollo de la industria en la metrópoli. Es la época en que se reparte Africa entre los países europeos y que finalmente termina con la I Guerra Mundial. Consecuencia de esta guerra es un periodo de florecimiento económico de Estados Unidos gracias al desarrollo de la industria armamentística, y miseria de los países beligerantes europeos que tratan de reconstruir y desarrollar sus economías. El patrón oro es un corsé que comprime las tensiones económicas y sociales internas de los países europeos, ya que es un factor limitativo de las posibilidades de comercio internacional entre los países. La situación social de los países europeos hace que se desarrollen políticas proteccionistas de tipo fascista, mientras que Estados Unidos se sume en una orgía desarrollista gracias al pleno empleo que brinda la guerra y el suministro a la necesitada Europa.
Así es como se llega a la gran crisis del año 1.929.  Los países subdesarrollados están siendo esquilmados por las metrópolis y a nadie importa su desarrollo, con lo que la teoría internacional del desarrollo económico se convierte en una fantasía. El sistema internacional de pagos, el Patrón Oro, se queda obsoleto ya que no hay suficiente cantidad de oro que permita respaldar los intercambios internacionales por el incremento de los mismos. Y, en Estados Unidos, se ha declarado la gran crisis, producto de la burbuja especulativa, cuyas consecuencias fueron el paro y la depresión.
Los instrumentos de la teóría económica de la época no enseñaban cómo proceder de forma diferente a lo que estaban haciendo los gobiernos tradicionalmente, esto es la no intervención ya que el propio Mercado regularía los desequilibrios. Así por ejemplo, nadie acudió a resolver las dificultades financieras de los bancos, por lo que miles de ellos quebraron y desaparecieron al mismo tiempo que los depósitos bancarios de los clientes, sus ahorros, también desaparecieron, llevando a la más absoluta de las miserias a la población que también estaba en paro, dado que la crisis financiera se extendió a la economia real productiva.
Un mundo que se hizo pequeño ante el desarrollo de las capacidades productivas y que socialmente vive convulsamente, no es de extrañar que fuera el mejor caldo de cultivo para el desarrollo de la II Guerra Mundial.
Es a partir del año 1.936 que podemos decir comienza la segunda época de la economía política capitalista, cuando Keynes publica su libro “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”, como respuesta a la Gran Depresión de los años treinta. Entonces aparece teóricamente dentro del pensamiento económico capitalista, una forma de atacar la crisis económica mediante el intervencionismo del Estado, que políticamente adquirió la denominación de socialdemocracia. Este segundo periodo de la economía política capitalista dura hasta la década de los setenta, unos cuarenta años.
Keynes denominó su libro Teoría General porque consideraba que la Economía Clásica era un caso particular que en determinadas condiciones, estaba recogida en su planteamiento más amplio.


La economía keynesiana se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la  demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. El objetivo final de Keynes fue dotar a unas instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el ingreso y gasto presupuestarios del Estado, esto es de la política fiscal. La justificación económica de la teoría se basa fundamentalmente en el efecto multiplicador producido ante un incremento de la demanda agregada. A nivel político supuso el gobierno de la socialdemocracia en contra del liberalismo clásico más absoluto.
En este segundo periodo ocurren la II Guerra Mundial, El Plan Marshall, y los Acuerdos de Bretton Woods donde se cambia el sistema internacional de pagos. Los países subdesarrollados siguieron sin desarrollarse a pesar de la Teoría Económica del Desarrollo y de todas la declaraciones y medidas adoptadas por el Banco Mundial, por el Fondo Monetario Internacional y por los gobiernos nacionales empeñados teóricamente en el desarrollo de los pueblos.
La II Guerra Mundial permitió de nuevo el desarrollo económico de Estados Unidos gracias al pleno empleo que la industria armamentística permitió a la sociedad americana. Por otra parte, había previsiones de que en USA la vuelta de la paz trajera una depresión como la de los años 30 debido al regreso de los soldados al mercado de trabajo y al fin de la producción bélica, así que el presidente Roosvelt vio en la creación de un orden de postguerra, una manera de garantizar la prosperidad de EEUU. El Plan Marshall, concluída la guerra, permitió rematar el desarrollo americano ya que los créditos concedidos a la depauperada Europa debían ser devueltos al prestamista a un interés muy humanitario, pero previamente debían ser utilizados en la adquisición de productos americanos, con lo que la cantidad de dinero prestado volvía dos veces a la economía de EEUU. La primera como pago de las compras y la segunda como amortización del crédito más sus humanitarios intereses. Financieramente eran créditos al comprador. Este proceder aseguraba la continuidad del pleno empleo de las industrias americanas en sectores no armamentísticos con los soldados vueltos del frente.
Los Acuerdos de Bretton Woods en 1.944, establecen las reglas para las relaciones financieras entre los países, tomando el dolar como moneda internacional de pagos en sustitución del oro. También se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, que fueron operativos a partir de 1.946.
Los acuerdos de Bretton Woods son importantísimos porque sientan las bases para el mayor desfalco y latrocinio a nivel mundial en favor de los Estados Unidos de América, desfalco que todavía dura en nuestros tiempos.
En los meses previos a Bretton Woods había dos propuestas una americana y otra británica. Esquemáticamente y de forma reducida los planteamientos fueron como sigue. La propuesta británica defendida por Keynes apoyaba la creación de un órgano internacional de compensación, el International Clearing Union (ICU) que sería capaz de emitir una moneda internacional (Bancor) vinculada a las divisas fuertes y canjeable en moneda local por medio de un cambio fijo. A través del ICU los países con excedentes financiarían a los países deficitarios, vía una transferencia de sus excedentes, de esta manera se tendría la ventaja de hacer crecer la demanda mundial y de evitar la deflación, lo que finalmente sería beneficioso para todos los países. La propuesta americana defendida por Harry Dexter White, que es la que se aprobó, consistía en establecer un tipo de cambio sólido y estable fundado en el dominio del dolar, para ello se estableció el Sistema Patrón Cambio Oro, consistente en mantener la paridad de 35 dólares la onza de oro, de forma que a efectos internacionales, un país saldaba sus deudas transfiriendo oro o dólares indistintamente, sin restricciones ni limitaciones.
 Este planteamiento permitió a Estados Unidos mantener un saldo deficitario de la balanza de pagos para dotar de liquidez al sistema internacional de pagos con lo que exportaba al resto del mundo su inflación. Naturalmente este procedimiento inicial tan descarado y abusivo, ha ido evolucionando en el tiempo, pero siempre con la preminencia del dolar sobre cualquier otra moneda.
Hasta 1957 había una fuerte escasez de dólares en el mercado internacional debido a la reconstrucción europea, y en base a los acuerdos internacionales de Bretton Woods, Estados Unidos se aprovechaba de su posición utilizando el dólar para impulsar sus objetivos estratégicos, debido a que producía los dólares que eran usados en todo el mundo, ya que los países necesitaban de dólares por no haber oro suficiente para poder comerciar entre si. De esta manera podía financiar sus crecientes déficits de su Balanza de Pagos con su propia moneda, al mismo tiempo que exportaba su inflación.
A finales de los sesenta debido a las políticas fiscales expansivas de los Estados Unidos, motivadas fundamentalmente por: el gasto bélico en el exterior (Vietnam, etc), la salida de recursos financieros debido a la inversión americana, y otros gastos internos, provocaron que la cobertura de oro de los Estados Unidos pasase del 55% al 22% y propició que en 1971 el gobierno americano tratara de resolver sus necesidades financieras imprimiendo grandes cantidades de dinero, con lo cual el dólar dejó de estar realmente respaldado por las reservas de oro de Fort Knox del Gobierno estadounidense.
La abundancia de dólares planteó dudas acerca de su convertibilidad en oro, y el alto déficit externo de Estados Unidos, provocaron presiones especulativas en espera de una devaluación del dólar frente al oro, lo que originó una gran fuga de capitales de EE.UU. Los bancos centrales europeos intentaron convertir sus reservas de dólares en oro, creando una situación insostenible para los EE.UU. Ante ello, en 1971 el presidente R. Nixon suspendió unilateralmente la convertibilidad del dólar en oro y devaluó el dólar un 10%. Esta decisión fue tomada sin consultar a los miembros del sistema monetario internacional e incluso a su propio Departamento de Estado. En 1973, el dólar se vuelve a devaluar otro 10 %, hasta que, finalmente, se termina con la convertibilidad del dólar en oro, pero no con el dominio del dólar en los sistemas internacionales de pago..
Entre 1971 y 1973, la mayoría de las monedas más fuertes del mundo como el marco alemán, la libra esterlina y el yen empezaron a fluctuar libremente, huyendo del sometimiento al dolar en su resistencia a continuar importando la inflación estadounidense a través de los tipos de cambios fijos. Estos acontecimientos marcan el fin del régimen de Bretton Woods y de la política económica keynesiana.
La fuga de capitales citada, los petrodólares, la crisis del petróleo de 1.973, etc, hizo que grandes masas financieras comenzaran a moverse por los mercados internacionales rompiendo el equilibrio entre la masa financiera y la economía real de los países. Esto provocó una contradición fundamental en la teoría keynesiana al producirse a la vez en un país estancamiento e inflación, esto es la estanflación, que conceptualmente era imposible que se produjera. Esta contradición teórica fue aprovechada por los defensores del liberalismo, que pese a los nefastos resultados de su política en la crisis del veintinueve, nunca aceptaron por principio la ingerencia del estado en economía, dando al traste con las políticas keynesianas y volviendo a las teorías neoliberales y conservadoras clásicas.
Podemos decir que se inicia una tercera época de la economía capitalista que dura desde 1.975 hasta nuestros días de la crisis financiera inmobiliaria, y que corresponde a la corriente de la economía neoclásica llamada monetarista.
En esta tercera época ha tenido lugar el despegue de ciertos países subdesarrollados pero no por las medidas correspondientes a la Teoría Económica del Desarrollo sino por motivos residuales o tangenciales del proceso de globalización.
El principal representante de la escuela monetarista es Milton Friedman de la Escuela de Chicago. No se trata de analizar en profundidad el contenido teórico del monetarismo pero esquemáticamente defiende la no intervención del Estado dado que el Mercado regula automáticamente todos los recursos.
La idea básica de la economía monetarista consiste en analizar en conjunto la Oferta monetaria y la Demanda total de dinero, constituye la vuelta de la Teoría Cuantitativa clásica. Las autoridades económicas fijan la Oferta de dinero nominal y la creación de dinero bancario, pero la gente toma decisiones sobre la Demanda de la cantidad de efectivo real que desea obtener. Las variaciones de los precios entre ellos el interés, los ingresos nominales y el nivel de empleo responden a alteraciones en la oferta de dinero y no de la Demanda Agregada como en el keynesianismo, lo que constituye el punto de partida de la tesis de Friedman según la cual la inflación es sólo un fenómeno monetario. El Presupuesto del estado mediante la política fiscal,  ya no debe intervenir puesto que no se considera el efecto multiplicador ante variaciones de la Demanda Agregada.
Este tercer periodo de la economía capitalista es cuando más se acentúan los problemas internos de funcionamiento del sistema. Ocurre un incremento extraordinario de la productividad industrial debido a los avances tecnológicos y la formación de masas enormes de capital financiero formado por las plusvalías de las empresas  petroleras, automoción, comunicaciones, seguros y fondos de pensiones, etc, que como nubes recorren el planeta sin control regulador de ningún tipo, salvo el del Mercado. Los gobiernos nacionales no son nada ante esas nubes financieras. La globalización ha hecho que las fronteras económicas salten por los aires, y esa misma globalización, buscando lugares donde reproducir sus beneficios, ha introducido en la vorágine del mercado a países como China e India. La casuística del desarrollo económico de esos países, es completamente ajena a la Teoría Económica del Desarrollo y es consecuencia residual de la globalización.
La libertad de mercado sin intervención estatal ha tenido como consecuencia en nuestros días la burbuja inmobiliaria y con ella, la declaración de la crisis en Estados Unidos y por extensión en Europa. Tanto en la crisis del 29 como en la actual, la práctica económica y el respaldo teórico eran similares, y los resultados han sido iguales, la burbuja financiera. El objeto de especulación en el primer caso fueron los valores bursátiles, y en el actual, la construcción inmobiliaria.
La diferencia importante ha sido la reacción de los Gobiernos. En la crisis del 29, por desconocimiento doctrinal, los gobiernos no actuaron para resolver las dificultades financieras de los bancos, por lo que miles de ellos quebraron y desaparecieron al mismo tiempo que los depósitos bancarios de los clientes, sus ahorros, también desaparecieron, llevando a la más absoluta de las miserias a la población que también estaba en paro, dado que la crisis financiera se extendió a la economia real productiva. En la crisis actual, la experiencia ha obligado a actuar de forma keynesiana, a pesar de la doctrina liberal imperante, y por ello, miles de millones han sido movilizados por los gobiernos en salvación de los bancos, y con ello de los depósitos de los clientes además del crédito al sector productivo.
Sin embargo, la teoría económica actual es de desequilibrio y contradicción por la ruptura del equilibrio entre economía real-productiva y la economía financiera. La consecuencia académica de tal situación es el reconocimiento y aceptación de la estanflación y con ello, dadas las últimas experiencias, el hundimiento de las teorías económicas socialdemócratas keynesianas y monetaristas neoliberales y conservadoras clásicas.
La globalización, el crecimiento de la economía, el aumento de la tecnología y productividad del trabajo, el aumento de la población mundial, y los problemas ecológicos han redimensionado el problema económico.
Principalmente el desaforado incremento de las masas financieras incontroladas y desproporcionadas respecto del volumen de la economía real-productiva y la distorsión de los mercados, hacen que la economía real haya quedado relegada a un segundo término, por ello, la economía keynesiana e incluso la clásica se han convertido en algo obsoleto. Mientras no se controle la enorme masa financiera-especulativa que ha distorsionado su relación con la economía real-productiva, sumiendo a ésta en una dependencia de consecuencias impensables, no podrá vislumbrarse una concepción doctrinal de desarrollo y equilibrio teóricos.
No hay experiencia de lo que puede ocurrir, de cómo puede reaccionar la economía con  la ingente cantidad de circulante que se ha puesto en funcionamiento, de cuánto tiempo y cómo se absorberá dicho circulante, ni el tiempo de respuesta de la economía real ante modificaciones de la demanda. Lo que no hay duda es de que todos los millones que se han destinado por los gobiernos para la salvación de las entidades crediticias, serán pagados por los ciudadanos y sus hijos durante años. El dinero destinado a “salvar” las entidades bancarias se estima en un billon ciento cincuenta mil millones de euros.
El diez de julio del 2.009, la reunión del G-8 para paliar los efectos de la crisis, aprobaba una ayuda para erradicar el hambre en Africa de 14.300 millones de euros. La ONG “Ayuda en Acción”, opina que es un tercio de lo que hace falta, además de la inseguridad del buen fin de la ayuda en los países de destino. El problema pintoresco es la contradicción entre las ayudas (subvenciones) a la agricultura en los países desarrollados y el impedimento a los países subdesarrollados para exportar sus productos, a cambio de la limosna que se les da como ayuda para erradicar el hambre. España ha prometido mil quinientos millones de euros por tal concepto, cuando no hay mago que cuadre las cuentas de la financiación de las autonomías.
La expresión de que los economistas sólo saben explicar lo que ha pasado, pero son incapaces de prevenir y corregir un desastre, se oye en algunas ocasiones y desgraciadamente parece ser cierto, pero no lo es. Si consideramos la Historia Económica y el uso fraudulento que se ha hecho de la actividad económica a favor de unos pocos, al margen de cualquier ética, concluiremos que la actividad económica ha sido un latrocinio continuado. El problema es que los mecanismos de este latrocinio han sido denunciados, pero nunca han tenido eco, ni en las universidades, ni entre los políticos, ni entre los prohombres de la moral, de la ética y de la religión. 
Actualmente, entre algunos hipócritas mandatarios mundiales, ante la desvergüenza de las consecuencias para las generaciones futuras de las medidas de salvación que han adoptado en beneficio de unos pocos, dicen que si hay que cambiar de modelo económico, que si el capitalismo ha fracasado, etc, etc. Pura hipocresía y palabrerío. Todos los cambios son para que todo siga igual, dado que todas las medidas adoptadas son coyunturales y lo que hace falta son medidas estructurales.
Desde 1.944 el gobierno de Estados Unidos ha funcionado con diligencia en provecho propio, y hoy día son MILES de BILLONES de dólares, en Billetes y Bonos del Tesoro, etc, sin contrapartida en las existencia de oro de Fort Knox, que pululan por el mundo. El gobierno de China es uno de los mayores detentadores de bonos basura del gobierno americano y está planteando junto con India, Rusia y Brasil, conocidos por el grupo BRIC, serios problemas internacionales para resolver su problema tratando de cambiar el dolar como moneda de referencia, por cierto, las propuestas van en la dirección que apuntaba Keynes con el “Bancor”. Todos se encuentran cogidos en esta situación, no pueden actuar por la brava porque todos saldrían perdiendo.
Contra la opinión oficial de que la invasión americana contra Irak fue por la posesión de armas de destrucción masiva, y por la falta de democracia, etc, el gobierno de Sadam Hussein cayó en cuanto pidió que el petróleo se pagara en euros en vez de en dólares. A las veinticuatro horas tenía las tropas americanas poniendo democracia.  Naturalmente, esta tentación de los otros países árabes de cambiar la moneda de pago internacional del petróleo, se terminó con la invasión americana de Irak.
Los paraísos fiscales y el secreto bancario se mantienen con el beneplácito de los puritanos gobiernos. Su eliminación supondría el fin de la economía sumergida mundial, un verdadero problema para la continuidad del tráfico de armas, de drogas, mafias, etc, etc, y cuyo volúmen podríamos estimar de un treinta a un cuarenta por ciento del PIB de los países desarrollados.
¿Cómo se puede pedir seriamente a los economistas que expliquen nada si lo políticamente correcto es no mirar la vergonzosa realidad?. Aunque sea motivo de escándalo para cultos ignorantes y gentes llamadas de orden, sería de justicia proponer como Premios Nobel de Economía a título póstumo, a los señores Dillinger y Al Capone.
                                                                                        Fernando Merino


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