sábado, 13 de junio de 2015

Restringir Calorías.

12/06/15 | Restringir calorías para lograr una longevidad saludable. Rafael de Cabo, biólogo cordobés, vive desde hace 23 años en Estados Unidos donde desarrolla su carrera científica en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Baltimore (Maryland) dirigiendo el departamento de Metabolismo, Envejecimiento y Nutrición. El científico explica que en moscas, gusanos y ratones, a través de intervenciones genéticas y nutricionales, se ha conseguido alargar la vida, “hasta el punto de que, en el caso de las moscas, hemos conseguido duplicar e incluso triplicar su longevidad”. Pero… ¿Se trata de una longevidad con un buen estado de salud? “En las moscas es muy difícil evaluar la longevidad saludable, pero en aquellos ratones en los que ha habido un efecto positivo en la extensión de vida, también ha habido un efecto positivo en el retraso de la enfermedades crónicas”, asegura. Y se ha llegado a esta prolongación de la vida incidiendo en distintas rutas metabólicas de señalización específicas, como la de la insulina, que juegan un papel fundamental en el control del metabolismo y sobre la enfermedad. Una de las vías para retrasar el envejecimiento es restringir en un porcentaje de hasta el 40 por ciento de las calorías de la dieta diaria como ya se ha comprobado en ratones. En humanos la investigación está en marcha, “pero sí hay parámetros asociados con una longevidad saludable si redujéramos incluso un pequeño porcentaje de calorías”. ¿Qué hay que cambiar en la dieta para vivir más? Rafael de Cabo considera que la sociedad desarrollada está “sobrealimentada y mal alimentada” por no seguir una dieta equilibrada en los tres macronutrientes fundamentales: hidratos de carbono, grasas y proteínas. “Pero a la longevidad no solo le afecta el modo de alimentarnos, también intervienen los genes y el medioambiente, el dónde y cómo vivamos”. “Lo que cada vez tenemos más claro es que en cada época de la vida los requerimientos nutricionales son diferentes. Es cierto que cada vez están más definidas las dietas para cada etapa de la vida, pero otra cosa es conocer qué modificaciones se tienen que hacer en esas dietas para promover una longevidad saludable. Es lo que estamos intentando entender”. Por eso también se estudian las dietas de poblaciones especialmente longevas, como la de la isla de Okinawa en Japón, cuya vida media está entre 5 y 10 años por encima de la del resto del país. Pero también hay personas centenarias en una zona montañosa de la isla italiana de Cerdeña y mayores de cien años entre un grupo de personas adventistas, vegetarianas, en California (Estados Unidos). “Investigamos grupos con longevidad extrema para intentar entender el juego entre dieta, genes y medioambiente con la salud y longevidad”, señala el experto. ¿Hacia dónde va la dieta del futuro? Para Rafael de Cabo está claro que cada persona “va a tener una dieta diferente en función del medioambiente, de dónde y cómo vivas o, por ejemplo, de cuáles sean los requerimientos nutricionales de su profesión”. “Vamos hacia la medicina personalizada, cada vez sabemos mejor cómo puede incidir la composición específica de una dieta en la longevidad de un organismo concreto. Si, por ejemplo, tomamos en el laboratorio estirpes de ratones diferentes y le ponemos la misma dieta, los cambios que se observan entre los de la dieta control y la ajustada a sus necesidades son tremendas”. Los centenarios se multiplicarán. Desde 1900 hasta ahora, la vida media de la población se ha incrementado desde los 55 a los 83 años. En un siglo casi se ha duplicado la vida media de las personas. Hemos conseguido vivir más tiempo y más saludable. Pero la vida máxima no ha variado por ahora. El récord de longevidad documentado lo tiene una mujer francesa Jeanne Calment que murió con 122 años en 1997. “Para el año 2050 la proporción de personas con más de 100 años subirá un 400%” y llegarán a centenarias personas con buenas condiciones de salud”, indica el científico. “Lo que nos preocupa a los que trabajamos en el campo del envejecimiento, es que aparecen enfermedades y síndromes que ahora no son comunes. Por ejemplo, en los años 60-70 el alzhéimer era muy bajo, ahora la incidencia es mucho más alta porque la proporción de personas que ha superado los 70 años ha subido brutalmente”. Por eso el interrogante es si aparecerán otros síntomas o enfermedades, además de otros problemas socio-económicos, cuando tengamos poblaciones grandes con gente de más de 100 años. “Todavía no lo sabemos”, concluye Rafael de Cabo. Fuente: EFE Salud

No hay comentarios:

Publicar un comentario