martes, 12 de febrero de 2019

Ermita de San Prudencio. Getaria



Ermita situada en la loma de Gañate, sobre el antiguo camino hacia Deba y Vizcaya por Askizu que se levanta encima del antiguo molino de Arrillaga. Atendiendo a su ubicación, próxima al antiguo camino de la costa entre Getaria y Zumaia y la existencia de una Andra Mari de rasgos góticos, no resulta aventurado asignarle al templo un origen medieval. Sin embargo, la primera noticia documental de su existencia nos la proporciona el testamento de Juan Sebastián Elkano, otorgado cuando se encontraba navegando en aguas del Océano Pacífico el 26 de Julio de 1526. Sintiendo próxima su muerte, efectúa donaciones a varias iglesias y ermitas guipuzcoanas, destinando concretamente un ducado de oro a la ermita de San Prudencio.



Edificio rectangular, en mitad del barrio de su mismo nombre, de 22.4 m. de largo y 9.3 m. de ancho, con tejado a dos aguas. A la izquierda un pórtico de 12,8 x 5,2 m. protegido con el mismo tejado sobre cinco columnas. En el muro izquierdo una aspillera abocinada con arco superior de medio punto y un pequeño contrafuerte. En el muro derecho las dos puertas de entrada, una aspillera de arco de medio punto y una ventana a la altura del presbiterio. Puerta principal de entrada en arco dovelado y apuntado, marcando arquivoltas y pequeños círculos en sus dovelas superiores. Aguabenditeras en el exterior e interior. Espadaña de hierro forjado en el ábside.

Antiguamente su interior disponía de tres retablos: el central dedicado a San Prudencio, el izquierdo a la Virgen y el derecho a San Gregorio. Hoy no queda ninguno: una imagen de Nuestra Señora del Socorro del siglo XIII o XIV restaurada, preside el templo desde una hornacina. A un costado, tallas de San Prudencio y San Antonio. Junto al primero una lamparilla de aceite encendida y una cucharilla para que quien lo desee pueda tomar aceite. Tejado en parhilera con dos postes de carga. En el centro del templo una gran losa que se dice recubre un enterramiento, aunque se ignora quién puede descansar bajo su peso. Encima del altar una interesante talla del Crucificado pendiente del techo de donde cuelga la maqueta de un velero donada como ex-voto por Manuel «fraile», el barbudo campanero de la iglesia de San Salvador de Guetaria. Atrio porticado sustentado por vigas de roble a su entrada y puerta dovelada apuntada. En la ermita se reza ante una famosa talla de Andra Mari popularmente conocida por “Ama BirjiñaSocorrokuarri (Virgen del Socorro). Hasta hace muy poco se guardaba en un nicho tras una cristalera, pero actualmente está situada junto al altar mayor.

 

Aguirre Sorondo relaciona las seroras que sirvieron a la ermita Tenía a la villa como patrona, representada por el alcalde y los regidores, quienes en reunión nombraban a sus dos seroras para cuidado y mantenimiento. En 1555 está de serora Catalina de Golindano y va a entrar Ana de Arano. Al concejo no le parece suficiente la dote que ofrece, que era 30 ducados de oro, una cama y ropa para la misma, por lo que deciden hacerlo público desde el púlpito por si hay alguien que ofreciera más. Como ello no ocurre se le adjudica. Cecilia de Recabarren, en 1653 renuncia y se nombra para sustituirla a Catalina de Indo. Ese mismo año muere la otra serora Francisca de Narbarta y se nombra para sustituirla a la viuda Gracia de Basurto. Tras el deceso de Catalina de Indo en 1708 ingresa Catarina de Uresberoeta. Ese mismo año muere la otra serora Gracia de Basurto y le sustituye Gracia de Zumeta. La Uresberoeta fallece en 1733 y le sustituye Concepción de Bonechea. Gracia de Zumeta es finada en 1744 y el concejo nombra a Maria Antonia de Epelde. En 1746 hace su testamento Concepción de Bonechea quien declara a su hijo como heredero universal. A esta le sustituye, ese mismo año de 1746, Maria Antonia de Alcorta, que tenía 38 años, con una dote de 80 ducados de vellón.

En 1673, los regidores venden unos terrenos en las inmediaciones recibiendo por ello la acusación del fiscal del Obispado de Pamplona. Contra ella, los munícipes se defienden diciendo que los terrenos eran pequeños y baldíos, pues no daban más que 9 ducados de beneficio al año; que de los montes sólo se vendieron las ramas y se cortaron algunos árboles secos para volver a plantar otros nuevos.En 1989, la Diputación de Guipuzkoa efectúa una reparación general del estado de la ermita señalando que el mal estado de conservación de la cubierta provoca abundantes filtraciones de agua de lluvia; en los muros y pavimento se producían graves humedades, llegando incluso a formarse charcos. Su origen hay que buscarlo en la situación topográfica del edificio, ligeramente rehundido con respecto al terreno circundante. La obra se inaugura el 29 de abril de 1989.

Resulta difícil distinguir y separar los ritos sanatorios atribuidos a las imágenes de San Prudencio y la Virgen del Perpetuo Socorro. Manuel deLarramendi apunta “de esta fe guipuzcoana nace la confianza y devoción en los santos y santas del cielo, a quienes invocan y recurren en sus necesidades y aflicciones, seguros de su intercesión con Dios. Apenas hay enfermedad o mal conocido para cuya curación su piedad no tenga algún santuario particular, donde se venera con algún santo que es tenido por particular abogado en tal o cual necesidad o enfermedad. Devociones que además están confirmadas por sucesos maravillosos”.Y esto ocurre en esta ermita.

En 1625, Lope Martínez de Isastiya habla de “San Provenzo, hermita de la jurisdicción de Guetaria, camino de Asquizu, como abogado de las calenturas. De hecho, frente a la imagen de la Virgen hay una piedra en el suelo sobre la que es tradición pasar la mano antes de hacerse la señal de la cruz como protección contra los males de cabeza. La gente acude también a tomar aceite que se lleva a casa en un frasquito y deja otro nuevo a cambio, aceite que se considera eficaz contra las verrugas o "enorra". Vienen las madres tres viernes consecutivos a presentar a sus nuevos hijos: el rito consiste en dejar al pequeño encima del altar y rezar unas oraciones a la Virgen. Antiguamente se regalaba a la ermita plantones de manzano”; Manuel de Larramendi escribe que “se acudía a la ermita de San Prudencio para sanar lobanillos y otros abscesos peligrosos”;IgnacioBarriola que “a los niños llorones se les lleva para que rompan pronto a hablar y se les da el primer huevito de una gallina, a beber agua bendita procedente de tres iglesias y comer pan de pordiosero. También se recurre en nuestros días para curar verrugas, ganglios, crecederas, etc”;Peña Santiago que “a la talla de San Prudencio se le tiene mucha devoción, no solo en esta zona de la costa, sino también tierra adentro, en los pueblos y aldeas del Beterri guipuzcoano. Se le considera protector contra los bultos y tumores, acudiendo incluso peregrinos descalzos desde Zarauz. La ofrenda es aceite para la lámpara y también velas.Muchos guipuzcoanos acuden a esta ermita para implorar la protección del Santo o en acción de gracias. La fe en él es muy profunda.

 

Si bien la advocación de la Virgen del Socorro es muy posterior a la época de la escultura, tampoco esta imagen está exenta de poderes curativos y milagrosos basados en numerosos ritos. Domingo deIrigoyen en 1934 señala “Es de mucha devoción entre los comarcanos. Es creencia popular, que en un hueco de la ermita existe una Virgen Milagrosa a la que se le ofrendan aceite y candelas, y con el polvo obtenido frotando dos cantos rodados, los devotos se espolvorean los cabellos como preservativo contra los dolores de cabeza. Otra versión que me llega, dice que el rito consiste en hacerse una cruz con dicho polvo sobre la frente. Se traen a esta ermita a los niños que padecen algún tumor o son propensos a neuralgias (=aitzesuk) y, en general, a todos cuantos sufren alguna hinchazón morbosa”.

Nuevas versiones nos ofrece Pedro Anasagastihay un canto rodado en el suelo; se frota sobre el pavimento, horadado por la repetición secular del rito y, con el polvillo que se consigue, se empolva la frente o se deposita sobre el cabello”. LuisPedro Peña Santiagoapunta: “Popularmente es conocida por “Ama BirjiñaSocorrokuarri (Virgen del Perpetuo Socorro). Se trata de una imagen gótica (siglos XIII-XIV) de cerca de metro y medio de altura y que es tenida por milagrosa. Los peregrinos que acuden a ella han ido gastando las piedras que se ven a sus pies siguiendo la vieja costumbre de frotarlas con un pedrusco, para utilizar el polvillo que sale como remedio contra los males de cabeza. Son numerosas las personas que indican haberse curado de sus dolores por la intercesión de estas imágenes de San Prudencio y Andra Mari. Por ello no tiene que extrañar que el día 28 de abril festividad de San Prudencio, lleguen cientos de romeros atraídos por la fama del lugar”.

Antiguamente, el 27 de abril se rezaban las vísperas que al día de hoy han desaparecido y por la festividad de San Prudencio, 28 de abril, fiesta en el barrio con misa, bertsolaris, juegos populares, deporte rural, etc. Todavía se oficia una misa el día de San Antonio, 13 de junio.

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