La
ermita de San Bartolomé se sitúa en una de las laderas que caen hacia el valle de
Andueza donde se levanta el casco histórico de Zegama, llamado así por el
Caserío Andueza hoy sede del museo de la Madera, a unos 400 metros de la
parroquia. Sostiene el saber popular que fue la primitiva parroquia de Zegama,
creencia que aparece corroborada por los enterramientos descubiertos en su
interior y por el hecho que las fiestas del pueblo se celebren de antiguo por
San Bartolomé y no por San Martín, titular de la parroquia. La primera datación
documental es de 1488; sin embargo las últimas catas arqueológicas han hallado
en su interior restos de época románica. Fue pasto de las llamas y se
reconstruyó en época gótica.
Cuando se construyó la nueva
parroquia de San Martín, la antigua iglesia de San Bartolomé pasó a ejercer
como ermita considerándola la tradición popular como la primitiva parroquia de
Zegama. Indicios sobre ello lo aporta el capitel románico, realizado en piedra
arenisca que se corresponde por la dirección de la talla, al lado izquierdo de
una ventana o portada. Muestra un cascarón monstruoso, de orejas puntiagudas,
ojos almendrados y fila de dientes afilados, de cuya fauces, salen
simétricamente unos ramajes entrelazándose incluso cuerpos serpenteantes,
decorado de una fila de besantes. Motivos ornamentales semejantes aparecen en
la ermita de San Miguel de Zumetzaga en Bizkaia, pudiendo ser un tema original
de los talleres de Estíbaliz, cuyos motivos ornamentales tuvieron gran difusión
en el siglo XIII, no sólo en Alava, sino también en las provincias limítrofes.
Sin embargo, no hay pruebas documentales ni otros indicios que validenesta
hipótesis, pues las primeras noticias documentales conocidas datan de finales
del siglo XV (1488) y su configuración actual se relacionacon obras de
reconstrucción encuadrables en época barroca.
Es un edificio rectangular
de 15,4 m. de largo y 12,3 m. de ancho, orientado al NE con tejado con cuatro
vertientes. En el muro derecho la puerta de entrada a la que se accede
superando cinco peldaños, con dos aguabenditeras, una posiblemente románica y
la otra con estela tabular de caliza gris que lleva la inscripción “ANO 1731
JU.BAUBTA DE BERASATEGUI”. En el mismo muro, una ventana a la altura del
presbiterio. En el izquierdo otra puerta, aspillera a la altura del presbiterio
y ventana bajo el coro. En el muro zaguero otra ventana. Gran espadaña de
piedra sobre el coro, con cruz recruzada de hierro forjado en el ático. La
campana lleva escrita una invocación a Santa Bárbara. En el interior, dos vigas
sostienen toda la estructura de madera, con vigas de unión, postes de carga y
tornapuntas. El retablo principal es renacentista, policromado en blanco y oro.
En el centro, en una hornacina entre pilastras, la talla del titular con
acróteras en el primer nivel. Sobre ésta un óleo del martirio de San Bartolomé
con tímpano triangular en el ático. A cada lado retablos sencillos: el de la
derecha, entre dos columnas corintias, alberga tallas de San Andrés y San
Antonio Abad o San Antón; el de la izquierda es similar, con el bulto de Santo
Domingo de Guzmán y dos angelotes a los lados del altar.
Según un antiguo documento
de 1 Abril de 1689, Juan de Zaldúa (maestro cantero) y Esteban de Larraza
(maestro carpintero) fueron requeridos por Pedro de Iturburu para “medir y tantear la obra de cantería y
carpintería de dha casa y hermita” tasando el importe de las obras
realizadas en 1876 reales de vellón. Las obras se ejecutaron gracias a los cien
ducados que aportó María de Iturburu al tomar posesión de su cargo como serora
en sustitución de Domenja de Berasategui, ya fallecida, cantidad que analizada
comparativamente con el costo de otras obras similares de esa
época, la sitúa como intervención de cierta envergadura. En 1657, María es
cesada en sus funciones porque “se había
hecho indigna por sus tratos ilícitos con una persona cuyo nombre se oculta”.
Sus posteriores reclamaciones no se tienen en cuenta por lo que la vacante pasa
a María Otaegui Gorosábel. Al entrar en 1694 Mariana Otaegui y Unzurruzaga dona
70 ducados, una cama y un arca. Le seguirán Magdalena de Aseguinolaza, Francisca
de Lazcano desde 1718, y María Isabel de Irimo desde 1741.
Posteriormente
se han acometido otras reformas, más si tenemos en cuenta que desde hace tiempo
la ermita de San Bartolomé ejerce funciones de capilla del cementerio que se
construyó en sus inmediaciones, posiblemente en el siglo XIX.Fue precisamente
la aparición de humedades procedentes del terreno del cementerio anexo que
ocupa una cota ligeramente más elevada, y el mal estado de conservación de la
cubierta, los detonantes del inicio en 1997 de obras de restauración, que tras
abordar la impermeabilización de los muros y renovación de la cubierta,
culminaron con trabajos de acondicionamiento interior. Se recibieron
subvenciones de la Diputación en 1987 y 1998.En setiembre de 1997 el techo
de la ermita se encontraba muy deteriorado y lo que comenzó como un remiendo,
terminó con la restauración de la primitiva iglesia parroquial de Zegama. “Los vecinos la conocen porque el cementerio
del pueblo está al lado, pero no se han preocupado nunca por ella” señala Ramón Aguirre. “El primer esfuerzo empezó en el tejado y después le tocó el turno al
interior. La última vez que se tocó esta ermita fue hace 40 años y se hizo una
chapuza, tapar los ladrillos rojos de suelo con unos nuevos. La remodelación
anterior databa de hace 310 años. Por ello estaba todo muy abandonado, y lo
peor, era que la humedad corroía la estructura del edificio”. El Obispado,
Diputación y las aportaciones de particulares hicieron posible el renacimiento
de la primera iglesia de Zegama.La importancia de la madera en el templo
provocó que fuese muy cuidada a la hora de la restauración, exigiendo la
Diputación que la madera que se utilizase fuese vieja y toda ella de roble ya
que junto con la ermita de la Antigua de Zumárraga es uno de los mejores
templos en Guipuzcoa para contemplar el trabajo realizado con madera.
Junto
al altar, se encuentra otro magnífico retablo obra de Gregorio Hernández,
realizado para la parroquia de Zegama siendo posteriormente trasladado a esta
ermita en el siglo XIX (Gregorio Hernández
realizó tres retablos en Guipúzcoa: uno para las franciscanas de Eibar, otro
para el santuario de Aránzazu, que se quemó en la 1ª Guerra Carlista, y el que
nos ocupa. Aprendiz suyo fue el zegamarra García Berasateguique trabajó en sus talleres de Valladolid). Es un retablo policromado de tres niveles y tres calles. Los
laterales del primer nivel están vacíos y le falta la puerta del sagrario. A
los lados del sagrario, pequeñas tallas de santos franciscanos entre ocho
columnas corintias con fustes estriados. En el segundo nivel un Ecce Homo
flanqueado por dos santas, todo entre ocho columnas similares a las descritas.
En el ático seis urnas y en el centro una linterna con cúpula terminada en
orbe. En las reformas realizadas en 1959 aparecieron bajo su suelo abundantes
restos humanos.Los problemas de humedad afectaron al conjunto escultórico y hoy, se
encuentra en el depósito del Museo Diocesano.
Famosas fueron las
peregrinaciones que se celebraban el día segundo de Pentecostés hacia Oñate. Leonardo Guridi describe que durante la
Misa mayor de ese día, un delegado del Ayuntamiento recolectaba limosnas,
consistentes en un real por cabeza de familia para los gastos de la
peregrinación. A las dos de la tarde repicaban las campanas de la torre y
congregada la gente del pueblo en la parroquial, sale procesionalmente hasta el
prado de Andueza o ermita de San Bartolomé donde se despedía al grupo de
peregrinos. La marcha, la preceden los tamborileros y pendones del Santísimo
Rosario y San Bartolomé. Las autoridades montan a caballo y el pueblo escala a
pie la cumbre del Aloña. En el alto de Arriurdiñaga, cada peregrino se sienta
sobre una roca llamada la silla de la
Virgen y recita el Credo. Todos beben el agua del manantial llamado la fuente de la Virgen. Era costumbre
que cada individuo trajese una rosa de pan para ofrendar a la Virgen. En el
Santuario se canta la benedicta. Al
día siguiente,previa confesión, comulgan todos. Luego se celebra una Misa
solemne. Las autoridades se hospedan dentro del convento, el pueblo lo hace en
las hospederías, corriendo por cuenta del Ayuntamiento los gastos de
alojamiento. Para las cinco de la tarde la peregrinación debía estar de regreso
en Andueza donde les aguardaban la gente del pueblo con la imagen del Santísimo
Rosario. El pendón que vuelve de Aránzazu da un beso de paz a la Virgen del
Rosario. Las autoridades distribuyen rosquillas traídas de Aránzazu, y con ellas
se come cuajada silvestre que se compra en los puestos de venta del prado.
Luego, la procesión que termina en la parroquia. Acto seguido, el Ayuntamiento
distribuye pan y vino gratuitamente en la plaza. La gente joven baila hasta la
hora de las Avemarías.
Zegama
celebra sus fiestas patronales con motivo de San Bartolomé. La víspera hay misa rezada en la ermita y en su día, la imagen se bajaba
procesionalmente a la parroquia acompañada de txistularis, autoridades y pueblo
en general. Tras su llegada a la parroquia se celebra una misa solemne con
sermón. Al día siguiente, 24 de agosto, día del santo, se celebra una misa en la
ermita en memoria de los fieles difuntos con diana de txistularis,
vaquillas emboladas en la plaza, pasacalles, fuegos artificiales, volteo de
campanas, romería y bailables,destacando entre las ceremonias religiosas la
Misa.El lunes siguiente hay liturgia por los difuntos del
barrio. Iparraguirre señala que la
ermita tenía una cofradía a la que sólo podían pertenecer los de familia noble,
según la Real Provisión de Castilla de 13 de julio de 1594. Hasta los años sesenta se tocaban las campanas de esta ermita en cuatro
circunstancias: cuando salía el viático a asistir a algún vecino, a su muerte,
durante los conjuros y cuando soplaba viento huracanado (cosa habitual en la
zona). Hasta 1983, en Viernes Santo se ascendía a la ermita en vía crucis desde
la parroquia.
Acuden
a la ermita las madres con hijos tardos
en empezar a hablar o con desarreglos en el sueño. Para curarlos, si son de
corta edad, se les sube al altar mientras la madre reza un padrenuestro. Luego
se ofrenda una vela y algún dinero. Gurutz
Aguirre también señala que se le
invoca contra el lloro y el mal de
tripas.
BIBLIOGRAFIA
AGUIRRE SORONDO, Antxon y LIZARRALDE ELBERDIN Koldo
“Ermitas de Guipuzcoa”. Pag 386. Fundación Jose Miguel
Barandiaran. Ataun 2000
ARREGUI AZPEITIA Gurutzi
“Prácticas de medicina popular en ermitas” Hizkuntza eta
Literatura nº 4 pp 607-631. Donostia 1985
AYESTARAN Mikel
“Andueza, viva de nuevo”. El Diario Vasco 11 setiembre 1998. DVeranopag
8. San Sebastian
DIPUTACION FORAL DE GIPUZKOA
“Ondare Historiko-Artistikoaren Zaharberrikuntza GIPUZKOA
1995-1998 Restauración del Patrimonio Histórico Artístico”. Pag 169 Diputación
Foral de Gipuzkoa. San Sebastián 2000
GOROSABEL, Pablo
“Diccionario Histórico-Geográfico-Descriptivo de los Pueblos,
Valles, Partidos, Alcaldías y Uniones. Año 1862” pp. 116. Ed La Gran
Enciclopedia Vasca. Bilbao 1972.
GORROCHATEGUI Jose Andrés y ARACAMA José Antonio
“La Religiosidad del Pueblo. Zegama”. Anuario de Euskofolkore
1924. Pag 106. Vitoria 1925.
GURIDI Leonardo de
“La religiosidad del pueblo. Oñate”. Revista de Eusko Folklore
1924, pag 97 Vitoria 1924.
IPARRAGUIRRE Ignacio S.I.
“Cinco Villas del Alto Goyerri. Cegama,Cerain,Mutiloa, Idiazábal y
Ormaiztegi” pag 37. Publicaciones de la Caja de Ahorros Municipal de San
Sebastian 1975.
IRIGOYEN Domingo de
“Ermitas e Iglesias de Guipuzcoa”. Anuario de Eusko Folklore Tomo
XIV pag. 19. Vitoria 1934
PEÑA SANTIAGO LUIS
“Las ermitas de Guipuzcoa” pp. 95. Ed. Txertoa 1975 San Sebastian.
“Fiestas tradicionales y romerías de Gipuzkoa”. Pag 114. Ed.
Txertoa 1973 San Sebastian.
ROMANICO DIGITAL
“Todo el románico a su alcance”.
Tomo Gipuzkoa. Pag 162
No hay comentarios:
Publicar un comentario